sábado, 6 de junio de 2009

Loopoesia en Culturalia



Loopoesia por Jean Martin du Bruit
En menudos jaleos me meto por leer demasiado. En verano de 2008 colaboré por vez primera en la revista digital Calidoscopio (www.panfletocalidoscopio.com) y me llamó la atención el poemario Las nocheviejas del patriarca de Jordi Corominas i Julián, suite lírica de doce composiciones que son una a través de enlaces y su surrealista unidad narrativa, delirio cargado de lógica. Los versos fluyen y el lector se transporta en un viaje onírico donde hay amapolas, epifanías, hombres que con 40 tacos de jamón aún se conservan, amantes abrazados como estatuas de piedra, funerales de morsas, parodias con transexuales a la canción del pirata y un final de civilización y frío industrial.
Ser productor musical y filólogo es muy duro, tengo muchas horas libres y me aburro. Decidí ponerme en contacto con Corominas y dio la casualidad que meditaba musicalizar sus versos al estar obsesionado con la pluralidad de la expresión artística. Al pensar sus poesía en sentido musical, basándose en parte en el concepto de Opera rock y en la cara B de Abbey Road, deseaba montar un espectáculo para traspasar las barreras literarias. Habló con su amigo Neil Higgins y comentaron cómo mezclar melodías con las nocheviejas. Neil jugó con diálogos de películas de Paco Regueiro, ¡Eyaculatio precoz!, y creó loops que se adecuaran conceptualmente al ritmo poético y a las varias temáticas del texto.
Corominas registró su voz y así Neil Higgins pudo hacer que el todo encajara a la perfección. El único problema era que una grabación no puede ser un espectáculo en directo, por lo que decidieron hacer uso de la imaginación y enriquecer aún más su idea con un show poético. Un hombre enmascarado vestido con traje morado y una camisa rosa irrumpiría en el escenario lanzando osos de goma al público. La loopoesía empezaría a sonar y entonces el misterioso personaje iniciaría un proceso de poesía automática, a lo Bob Dylan en Subterranean homesick blues pero escribiéndolo en el acto, que duraría los quince minutos del show. Asimismo estaría acompañado en el palco escénico por una persona que crearía y mezclaría loops al tiempo que modificaría el sonido a través de efectos. Este personaje también iría ataviado con una máscara. Lady Di y Audrey Hepburn formarían parte del proyecto en la espalda de los dos protagonistas, símbolo de protesta ante lo homologado y la banalidad de los símbolos contemporáneos. Todo esto, que a veces las cosas se olvidan, mientras Las nocheviejas del patriarca suenan con los loops del maestro Higgins.


Para leer la parte final del artículo: http://www.revistaculturalia.biz/

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