sábado, 30 de julio de 2011

Glenn Gould, epístolas e iconoclastia en Panfleto Calidoscopio



Glenn Gould: Epístolas e iconoclastia Por Jordi Corominas i Julián



Cara de niño. No saben que hay más que eso. En la esencia de todos seguimos siendo pueriles, y es una suerte. Cuando era muy pequeño volvía a casa y siempre preguntaba si había alguna carta para mí. Naturalmente el buzón no me quería porque por mi edad nadie podía estar interesado en escribirme. Algunas felicitaciones de Navidad, de esas que guardas hasta la muerte, alegraban la espera y perpetuaban el deseo de recibir. Porque la correspondencia es una prueba de interés, de amar y ser amado. La otra cosa que me fascinaba en la infancia eran las fotografías. Una de las grandes preguntas de esa etapa consistió en interrogar a mi madre sobre porqué las películas en blanco y negro eran mejores que el Technicolor. Supongo que la respuesta estaba en el tipo de historias y en la posibilidad de comprender un mundo más humano donde la luz de lo clásico me permitía entender esencias, pues lo real estaba a mi alcance desde un cierto veto de movimiento. El barrio era mi universo y mi cuarto de hijo único una sala de conocimiento y juego en la que los libros ejercían un papel pedagógico que preparaba el ingreso a la normalidad y sus imágenes cotidianas, que aún siguen atrapándome por completo.

Por eso no me extrañó caer en la trampa del libro que acaba de editar Global Rhythim con más de 180 cartas de Glenn Gould, insigne pianista de corta vida y mucha excentricidad. La foto de portada lo muestra en un estudio de grabación. Dos técnicos observan desde la cabina. El joven vestido a la inglesa y con un flequillo que casi le llega a la nariz toca al piano alrededor de un ordenado desorden con tintes surrealistas. Hay dos pares de zapatos, él ensaya descalzo y su chaqueta cuelga de un improvisado perchero que finaliza en el micro que capta el sonido que los dedos dotan a las teclas. Puede que sean las nueve de la noche, aunque las tres manecillas del reloj indican un desbarajuste de confusión que sólo desmentiría la afición del canadiense, propia de aquellos que aman el silencio de la soledad para crear, por trabajar de noche y dormir de día.

Esa instantánea y la temática de la obra me animaron a comprarla, y ciertamente, pese a lo justito de la edición y la pésima calidad del papel empleado, estoy muy contento con mi adquisición. Otro factor que me empujó a devorar esas selectas páginas fue saber que en ellas hallaría un acercamiento auténtico al personaje. No sé cómo será después de nuestra época, pero hasta hace bien poco las compilaciones epistolares eran una fuente primordial en lo biográfico. Puede que en un futuro saqueen nuestros correos electrónicos o incluyamos en nuestro testamento una cláusula con nuestra contraseña digital para que propios y extraños accedan a nuestra privacidad absoluta, en la que expresamos confidencias y abrimos nuestros vocablos a seres de todo tipo que nos escriben por muy distintos motivos, desde desmemorias etílicas hasta para cerrar contratos o comentar un gol del equipo de nuestros amores.

De todos modos el e-mail ha derrotado el proverbial encanto que nos transformaba a los esforzados redactores de sesudas hojas en las que no existía el miedo al vacío. Al principio los renglones se alineaban perfectos y a medida que avanzaba el relato las desviaciones y la letra siempre más grande invadían el terreno hasta la firma definitiva. Ahora la tecnología nos ahorra el bonito detalle de precisión de fechar los documentos y ubicarlos geográficamente, algo que sigue siendo de nuestra competencia. Enviar el texto y atender contestación. Era maravilloso y mucho más natural. No soy un viejo cascarrabias que piensa eso de cualquier tiempo pasado fue mejor. El encanto de esos papeles radica en un modo de comunicación y en lo concreto de esos fragmentos vitales donde, al menos ése era mi caso, uno se extendía en una crónica que alternaba la mera narración de los hechos acaecidos con la plasmación de impresiones, algo que hoy en día es complicado porque la síntesis marca otros parámetros que remiten al fast food y lo ocupados que estamos, como si con anterioridad nuestros ancestros no tuvieran la agenda a tope.

Perdemos muchos recuerdos con el teléfono. Colgar el aparato es la desaparición de la voz. Gould sabía lo que vale un peine. Usaba el dichoso chisme con insana constancia porque tenía amigos a lo largo y ancho del mundo. Con sus cartas copiaba tanto las enviadas como las recibidas para mantener actualizado su archivo. Las que componen el volumen que leí entre camas, trenes y descansos pasean por el calidoscopio de su cerebro, amalgama de sapiencia, inteligencia y quehaceres de un hiperactivo que prefirió recluirse sin dar nunca la espalda al público pese a abandonar los conciertos en directo en 1964, pasó que dos años más tarde emularon, en otro contexto, The Beatles.

En cierto sentido las ideas que el pianista vierte en sus misivas demuestran su condición de bisagra entre la tradición y la modernidad. Gould interpretaba a los clásicos, algunas veces casi por cumplir el ritual, y meditaba desde una óptica muy moderna. Su interés por la tecnología y las increíbles oportunidades que confería la televisión desde un punto de vista pedagógico nos acercan a un avanzado para el que el contrapunto no sólo volaba entre notas, sino que podía exprimirse en grabaciones radiofónicas que sirvieran para explorar lo desconocido de su país. Asimismo, y es un punto fundamental, creía firmemente en programas que no fueran el típico usar y tirar que la velocidad del siglo XXI ha consagrado tanto en el cine como en la caja tonta. El compositor e intérprete se hermanaba en este asunto con Roberto Rossellini, quien tras agotar su periplo en el celuloide destinó parte de sus energías a ambiciosos proyectos documentales que, al igual que el variopinto Glenn con sus propuestas, aspiraban a convertir uno de los más determinantes inventos del siglo XX en una herramienta pedagógica de incalculable valor, todo ello antes de la aparición del vídeo, del que ambos intuían su extraordinario potencial revolucionario.




La actitud del profanador de Mozart y del recuperador de un realismo útil se asemeja por una inagotable caudal de curiosidad que les llevó a recorrer kilómetros y más kilómetros. Las giras de Gould, valientes hasta el extremo de visitar la URSS en plena Guerra Fría, agotaron su paciencia y le impulsaron a centrar su actividad en un recogimiento que rehuía aviones. En los años posteriores al abandono de los conciertos desarrolló una aguda reflexión personal que de los gestos vira a la música y de la música a los secretos del oficio. Quien aspire a la genialidad ha de convivir con la obsesión, y esta se nutre de minucias muy relevantes. La selección epistolar recoge la casi sempiterna fidelidad de Gould a la marca Steinway, sin importarle demasiado que un empleado de esa empresa le causara una importante lesión, un encendido amor a Arnold Schönberg y sobre todo un apasionado romance con la partitura y los caminos que conducen a lo magistral sin limitarse al haber descubierto que las fronteras son frágiles, como si en nuestra batalla por superarnos nos alimentáramos de fases que llevan a la conclusión de determinadas ideas que conducen a otras más complejas y nos dan la libertad.

Al hablar de la grabación Gould tenía muy claro el concepto. ¿Qué sentido tenía dar tanta importancia a la primera toma? El inicio de la década de los setenta reivindicó en la música popular la pureza sin aditivos ni distorsiones. La verdadera autenticidad, y eso es de mi cosecha, se gesta en el proceso. La musa no actúa por ciencia infusa y el canadiense lo explica mejor.

"No coincido con los defensores de la filosofía de la primera toma, artistas que consideran una falta de honradez basar la creación de una estructura musical trabajando a partir de distintas tomas o de múltiples inserciones. En mi opinión, el proceso cobra vida precisamente cuando aprovechamos, sin avergonzarnos por ello, todo lo que convierte al disco en algo más que un mero proceso fotográfico de captura de las virtudes y los defectos de la interpretación en directo y lo transforma en una contribución original a la tradición musical".

Y lo viejo cabalga con lo nuevo y lo nuevo asimila lo viejo. Gould dominaba las técnicas más modernas de grabación y las usaba en beneficio de lo pretérito, para expandirlo y darle un aire diferente proponiendo piezas fuera del habitual canon e interpretándolas con inédita originalidad. Además de eso nuestro protagonista desmiente una de las mayores tonterías que he leído en los últimos tiempos, la que encumbra las redes sociales al ser un magnífico escaparate que equipara al pueblo con el creador y normaliza la épica del mismo. Volvamos a la comunicación. Siempre se ha visto al artista en su torre de marfil, aislado del mundanal ruido. El monje de Toronto parece cumplir la máxima. No nos equivoquemos. Gran parte de sus epístolas responden a las inquietudes de admiradores y ello da al pedestal del héroe una categoría en la que deberíamos mirarnos para matar tanta apariencia y fachada en pos de ejecutar nuestra labor con seriedad sin olvidar nunca que uno nace con un talento que puede crecer si la fortuna y el esfuerzo se aúnan de manera adecuada, y lo mismo acaece con el escritor y el panadero, cada uno aportando su granito de arena en la rueda, por lo que estas posturas de complicidad posmodernas suenan más a horteras bagatelas que disimulan una supuesta superioridad tras un manto de igualdad que nadie se cree porque el descaro es demasiado prepotente cómo para ser ignorado. El equilibrio se mide con otros parámetros en los que Gould dictó cátedra. Concentración y devoción a Terencio. Humanos somos y nada de nuestra especie debe sernos ajeno.

viernes, 29 de julio de 2011

La excursión de Beryl Bainbridge en Revista de Letras



La soledad, la risa y la muerte: “La excursión”, de Beryl Bainbridge
Por Jordi Corominas i Julián | Reseñas | 25.07.11


La excursión. Beryl Bainbridge
Traducción de Julia Cabezas Ortiz
Ático de los Libros (Barcelona, 2011)


Cuando abro un libro de Beryl Bainbridge siempre visualizo la misma imagen. Una calle periférica inglesa con sus casas de ladrillo, un cielo gris y un silencio que hiela por la silenciosa tragedia de la normalidad y sus entresijos en la encrucijada, en este caso, del primer lustro de los setenta, cuando se desvaneció la alegría y lo plúmbeo volvió a instalarse en el ambiente hasta que el punk, producto surgido indudablemente de ese interludio, apareció para agitar conciencias.

En 2011 parece que la clase obrera sea un término prohibido. Nos instalamos en el falso bienestar del crédito y creímos a pies juntillas en un paraíso capitalista donde la pirámide social sería una quimera de antaño. Los tiempos, hay que decirlo, sí han cambiado, pero más en lo tecnológico que en determinadas realidades cotidianas. La fábrica ha desaparecido y con ella un submundo que propiciaba ingentes cantidades de creación, que en el caso que nos concierne sirve a la perfección para ilustrar la mediocridad de vidas donde las mayores ilusiones se cifran en pequeños detalles que miran al futuro con el miedo de lo imposible.

Freda y Brenda, Brenda y Freda, un poco a lo tanto monta monta tanto Isabel como Fernando. Freda es presuntuosa y cree poseer el don de la razón universal. Su sabiduría de mercadillo oculta muchas carencias, una profunda frustración y la inocencia de quien aún confía en una luz al final del túnel. Brenda es otro cantar. La pobre ha asumido perfectamente lo monótono de su sinfonía y ha adquirido un pragmatismo muy útil para evitar que las heridas de la ruta se agranden. Las dos viven en un cuchitril londinense que podría ubicarse en cualquier localidad del Reino Unido. Duermen en la misma habitación, discuten por cualquier bobada y se aguantan por una especie de destino de hermanamiento que quiere superar el tedio de la repetición programada. Su existencia se centra en la fábrica del señor Paganotti. La inclusión de elementos italianos en la narración da la nota humorística justa a partir de la exageración del tópico. Todos los transalpinos que comparten labores con las protagonistas son machistas, salidos, presumidos y vulgares pese a su intento por tener un toque especial de distinción. Vittorio es el amor deseado por la oronda Freda, Rossi el manoseador oficial de Brenda y el resto divertidos cuerpos cercanos que se mueven al unísono por solidaridad y la conciencia de pertenecer a un extraño universo donde la esquizofrenia lingüística y la inercia se funden a partes iguales.

También, la escritora de Liverpool era experta en cuadrar magníficas dramatis personae, tenemos a Patrick, un irlandés manitas y algo torpe en las relaciones personales que aspira a endulzar la vida de Brenda, bien amarga entre la madre de su ex Stanley y la insoportable carga de una rutina sin privacidad ni sueños dignos de ser mencionados.



Quizá por eso la idea de organizar una excursión constituye una oportunidad única para albergar tímidas esperanzas de un mañana mejor donde las piezas sueltas encajen fuera de lo urbano. En ocasiones los focos no sólo son televisivos. Huir de lo habitual es la excusa perfecta para estrechar lazos e ilusionarse con vías de escape que por la elección del enclave, Windsor y su aroma regio, se asemejan más a una metáfora burlona de miseria y continuidad, como si esa jornada especial fuera sólo un miraje incapaz de disipar la pesadilla. Poco importa la visita al castillo y la impaciencia por la unión del grupo. Hay peleas y desencuentros, fugacidades y desapariciones, gritos y expectativas. Los hombres, superada la supuesta desilusión por no viajar en una flamante furgoneta, juegan a fútbol y destrozan su indumentaria a base de balonazos con los barriles repletos de vino atendiendo su turno para embriagar la tarde campestre. Llegan los jinetes y el surrealismo concede un respiro de risa. El humor negro de la autora es canela fina de la mejor calidad. No necesita del efecto porque está basado en situaciones ordinarias a las que dota de hilaridad sacándoles punta sin llegar nunca a lo grotesco, sabiendo además cuando incorporarlas al texto para que resultan más eficaces y sorprendentes para el lector, que tras esa cándida capa detecta un punto extra que provoca carcajadas a mansalva.

Sin embargo, el punto de ruptura acaecerá desde lo anómalo. Ahora se estila poco esto de salir a dar un paseo extramuros, por lo que no contemplamos la posibilidad de toparnos con un cadáver y tener que llevarlo de regreso a la capital para que no corra la sangre y nadie salga perjudicado por lo infausto de la efeméride. La muerte nunca sienta bien, y menos si quieres completar el ciclo horario de reposo entre animales salvajes, falsas borracheras, pajes reales, coches a rebosar y un crimen misterioso, tan inexplicable que casi no importa saber quien lo cometió, porque al fin y al cabo Bainbridge privilegia la idea comunitaria, de unión ante la debacle para seguir caminando pase lo que pase.

Leer La excursión treinta siete años después de su publicación en Gran Bretaña produce varias reflexiones entre la nostalgia de lo desaparecido y la actualidad de obras que algunas editoriales independientes de nuestro país editan con muy buen tino. El adiós del mundo de la fábrica significó la despedida de una forma prototípica del siglo XX. Las huelgas del thatcherismo y lo neoliberal son su vertiente política, pero en lo humano esos lugares que ahora huelen a ruina arqueológica de la modernidad tenían la virtud de aunar a seres desarraigados que buscaban una nueva familia y un núcleo donde construir su universo en compañía. Ah, look at all the lonely people, tema favorito de una autora que manejaba con destreza los tejemanejes sentimentales mezclándolos con amenazas, temores y miedos imprevistos, como ya descubrimos en la espléndida La cena de los infieles. Hoy en día el libro que acabamos de comentar mantiene su vigencia por su corrosiva prosa que ensalza a la gente, clama a gritos la reivindicación del hombre común y se toma muy en serio anécdotas que van más allá de la trama porque reflejan a la perfección el contexto en que se enmarcan.

miércoles, 27 de julio de 2011

Jueves 28, art per a la Ciència en el CCCB de Barcelona



El próximo 28 de Julio se celebra en el CCCB de Barcelona "Art per a la Ciència", desmitifiquem el càncer de Mama, acto más que loable que presentará a lo largo de la tarde más de cuarenta espectáculos. Yo participo en la parte dedicada a la poesía y al teatro. Os adjunto los horarios de los espectáculos concernientes a estos campos y el resumen que me ha pasado la organización.



Art per a la Ciència, sección Poesía & Teatro sin fin.

Poesía.
17.30h. Pati de les Dones del CCCB. Tendremos a Mecànica Orgànica, compuesto por la poeta Gemma Arimany y el músico e ingeniero Arnau Tintó, cantando en nombre de la poesía y coloreando mecanismos internos y emocionales a través del poemario de la autora. http://www.myspace.com/mecanicaorganica

22.05h. Pati de les Dones del CCCB. Jordi Corominas i Julián, escritor agitador cultural y crítico. Nos presenta su obra literaria entremezclada con una selección musical. La irreverencia, el talento y el desafío personificados. corominasijulian.blogspot.com

22.20h. Pati de les Dones del CCCB. Rosa Muñoz y Mónica Caterberg. Presentan su inédita performance poética titulada “Hadas valerosas” en defensa de la libertad de la mujer y su autodefinición; sobre la transformación.

20.20h Hall del CCCB. Ari & The 3 D’s. Cool Grass (3 componentes de Cosmic Grass) y Ari Ann Wire (una servidora) presentamos un fragmento del espectáculo “Júlio Cortázar entre papeles y acordes inesperados”, dónde tratamos de capturar el espíritu jazzístico, literario y libre del autor argentino. http://wherethecosmicgrassgrows.blogspot.com/http://www.myspace.com/cosmicgrass

21.40h. Hall del CCCB. Wireglass. Dj.Glass Hat y Ari Ann Wire (una servidora) presentamos “Amígdalas efervescentes”, un espectáculo compuesto por las selecciones y mezclas musicales del susodicho e imágenes y poemas compuestos por la susodicha. Un collage un tanto caníbal, un tanto electrónico, un tanto submarino o sideral. Retazos y universos. http://www.myspace.com/glassshat

Teatro.
19.20h. Hall del CCCB. Podremos escuchar cómo recitan a los actores David Selvas y Estel Solé (ésta segunda con fragmentos de su propio libro “Dones que somiaven ser altres dones”).

Tendremos a Miquel Garcia Borda, Montse Alcoverro y a Laura Guiteras de maestros/as de ceremonias, y a colaboradores/as como Sonia Ezquerra, Miriam Tortosa, Miriam
Marcet…(!)

Timming de todas las actividades

El parteluz de Carmen Garrido en Revista de Letras


Los matices, la vida: “El parteluz”, de Carmen Garrido
Por Jordi Corominas i Julián | Reseñas | 22.07.11


El parteluz. Carmen Garrido
Diputación de Cádiz (Cádiz, 2011)

Hay ciertas zonas de la Mediterránea que impregnan la existencia de un simbolismo trágico marcado por la mujer. Al leer los primeros versos de El parteluz de Carmen Garrido me vino en mente la exquisita poesía cantada de Fabrizio de André, siempre agudo al captar con sus matices el sufrimiento de personas de carne y hueso. Más tarde, algo inevitable, acudió a mi vera Federico García Lorca. La síntesis de tanto monstruo divino se completó con las plañideras griegas y esas damas de negro que tan frecuentes eran otrora en pueblos andaluces y sículos, señoras dignas que daban al pavimento una tristeza marcada por las cartas de la existencia.

Esta poeta nacida en Córdoba ha enhebrado un libro valiente al que ha dado un título más que adecuado. La luz es una, si bien en ocasiones se fragmenta y por su misma división nos concede dones de crecimiento. Garrido ha estructurado con brillantez esta obra editada por la Diputación de Cádiz. Su prólogo es una nota de impacto con claras influencias del genio granadino que fusilaron ese agosto de 1936 y un alegato salvaje contra el maltrato al tiempo que un canto tremendo, y aquí los adjetivos no rellenan, son puñales de lirismo que saben combinar la tradición con la contundencia del surrealismo cuando es necesario y de la ternura cuando es menester. Hay una pareja, ella estéril, él violento, un coro y una resolución de muerte y resurrección para que la muerte injusta ceda su lugar al delirio por el acto brutal, justicia de funeral.

“Y dio a luz, a los siete meses…puros engendros…

hijos con patas de antílope, criaturas de Vulcano,

gemelos que abominaban de la luz del día,

fetos con raíces de tubérculos, mellizos castrados por la polio”.

Este preludio da paso al arte de las batallas, donde la opresión y un grito silencioso piden salir del infierno, emparedado, arácnido y con salida verde en Venecia, donde el volumen cobra uno de sus rasgos característicos que se vislumbrarán con más intensidad en los dos últimos segmentos. Hablamos de la capacidad de mezclar lo culto con lo rutinario desde una sensibilidad que no fuerza en absoluto el vínculo entre, para que nos entendamos, lo culto y lo familiar. Las desapariciones son homenajes, desde la narración poetizada de la muerte del autor del Romancero gitano hasta Que yo nací en un patio, con la madre a flor de piel y el corazón en un puño.

“La madre llegaba a la peluquería,

el pelo encrespado y lleno de pavesas

y estaba guapa a lo María Antonieta.

Mientras,

Yo leía la vida de la Emperatriz Isabel de Austria

En el piso de arriba, en mi camarilla,

Sudando julios.

Durante varios años,

Me persiguió la tragedia de Mayerling”.



Carmen, nadie dijo que fuera fácil convivir con opuestos, como tampoco nadie avisó de la dificultad de saberse encerrada en un nido plácido que sin embargo impide avanzar. Tú, por lo que intuyo en tus versos, descubriste que lo mejor era ver mundo y así dar con la tecla que abriera las puertas del segundo contraste lumínico. La sección Crónicas de las tres esquinas cierra el proceso de liberación. Los viajes entre la policromía magrebí, que en el caso que nos concierne asemeja a un retorno al origen, el hallazgo del amor en Buenos Aires y el camino escandinavo son itinerarios donde la tensión decae porque se ha asumido un estado de ánimo que ha relegado el anterior íncubo a un universo donde la observación de una constelación minúscula, lo que nos rodea, se funde con una alegría que no obstante tiene presente los temores de lo contemporáneo -¿Qué nos pasa a los escritores españoles que siempre mencionamos a Martin Amis en nuestras creaciones?-, temibles signos que pueden borrarse con un capirotazo si las circunstancias son propicias y viran hacia la paz de lo completo, punto donde ya sólo queda proseguir la ruta y atender que nada se trunque.

“Despacio, caminó hacia la laguna

La recibió un cisne blanco,

Fue nadándola,

hasta que el agua la envolvió en su totalidad,

cerrándole los ojos en un último

suspiro de paz

Por fin…

La paz”.

Es vida y es muerte. Es la dualidad que no ignora baches y articula un discurso donde el gris no tiene cabida. Un parteluz importante, una promesa de presente y futuro.

Panfleto Calidoscopio Julio 2011



Puedes entrar al Panfleto clickando aquí

Como en un calidoscopio te ofrecemos pequeñas cuentas que satisfagan o piquen tu curiosidad. Sobre cualquier tema en miscelánea, o bien sobre música, cine y literatura.

Sin el apremio de la modernidad y la vanguardia, con la tranquilidad de quien revisa lo pasado. Visiones calidoscópicas de nuestra cultura, eso es lo que pretendemos mostrar.

sumario julio [nº47/2011]




Ultranoguera
Por Sonia Fernández Pan



Glenn Gould: Epístolas e iconoclastia
Por Jordi Corominas i Julián





Mutaciones de lo fantástico
Por Federico Fernández Giordano



Cansado de luz: Notas de lectura sobre la poesía de Robert Walser
Por Laia López Manrique





Filosofía pop y otros despropósitos
Por Salvador J. Tamayo



Curiosità romane o el eterno retorno
PorJordi Corominas i Julián





Trieste: Un relato hacia la Weltliteratur
Por Anna María Iglesia



Demian
Por María Sevilla





Mensajes del otro lado
Por María Zaragoza



Alma
Por Miguel Baquero





Una pequeña tragedia beatnik
Por Abel Posse



Espacio inventado
Poemas de José Agustín Haya de la Torre

martes, 26 de julio de 2011

Crónica del show loopoético en el Freedonia, 22 de julio de 2011



Dos meses sin show es algo raro. Lo decían hasta los otros participantes del evento que montamos el pasado viernes en la asociación Freedonia, un lugar estupendo que va creciendo día a día, sin prisa pero sin pausa. Se encuentra en el Raval, barrio de Barcelona que en los últimos tiempos destaca por su capacidad de aglutinar garitos que proponen una programación diferente, como la que presentamos. En ocasiones, visto el panorama, es casi más alentador currarse un buen cartel que otra cosa, y realmente el 22 de julio presentamos un tríptico interesante que empezó con un recital fragmentado, siguió con Espécimen y culminó con Loopoesía. Mientras haya fuerzas no cejaremos en nuestro empeño de dar oportunidades y ser una especie de pasaporte que abra puertas y permita a los interesados conocer lo que se cuece dentro y fuera de nuestras fronteras. Se trata de actuar mucho y hablar poco.
El recital tuvo la suerte de contar con dos poetas de excepción. Álex Reig vino con cinco poemas que recitó en su línea ascendente, siempre mejor. El pobre retornaba de Londres y tenia mono de pubs, lo que no fue obstáculo para rendir a gran nivel acompañado de la poetisa Xanath Caraza, quien nos deslumbró con la variedad de sus versos, excelentemente recitados. Fue una verdadera suerte contar con ella, acompañada en lo musical por Raúl Herrera.


Luego llegó el turno de Jordi Corominas i Julián, quien se reservó la última parte para hacer una prueba en directo de su suite poética el stripper ayurvédico, musicada por él mismo. La experiencia fue positiva y tendrá continuidad el 28 de julio en el CCCB de Barcelona en una jornada destinada a concienciar al respetable en relación al cáncer de mama.


Tras una breve pausa y una intensa preparación llegó uno de los platos fuertes de la noche, Espécimen debutó en los escenarios barceloneses el pasado 19 de mayo, concretamente en Inusual Project. En esta ocasión el proyecto, liderado por la genial Raquel Delgado, muy bien flanqueada por Elisabet Fernández Gómez y el Payaso Manchego, amplió su recorrido tanto en tiempo como en concepto por la aportación musical de Raúl Herrera. Lo mejor del espectáculo es que es original, potencia la performance, implica al público e incita sutilmente a la reflexión. El reloj corrió volando y la media hora fue un visto y no visto que esperamos se repita en más ocasiones, pues como sucede en la mayoría de estas propuestas es necesario catar más de una vez la miel para comprender su verdadera esencia. Chapeau.




Luego llegó el turno de Loopoesia. Como he escrito al inicio de esta crónica estábamos algo preocupados por nuestra ausencia bimensual. No es que quisiéramos tanto descanso, simplemente las circunstancias se aliaron para cancelar un show en Gracia que nos apetecía una barbaridad. Las circunstancias y una vecina loca, pero de eso ya hablaremos en otro momento. Este 2011 tuvo su pistoletazo de salida loopoético en el Freedonia. Ese ya lejano diez de febrero la liamos muy gorda,entre otras cosas porque aún no conocíamos el método justo para interpretar y transmitir las vivencias del negro de Banyoles. En cierto sentido ese jueves jugamos a marcar una frontera entre el pasado y el presente por exceso de energía, lo que nos sirvió para canalizarla mejor en los siguientes eventos hasta alcanzar nuestra cumbre, otro antes y después, en la Fnac de Madrid, que ya nos dio la absoluta confianza que con trabajo, voluntad y nuestro granito de arena todo sería posible.




Pese a ello, sabíamos que en julio la incógnita del resultado se cerniría sobre nuestras cabezas. Todo fue sobre ruedas en la intro. Tenemos tantas testas coloreadas que casi nos pasamos de tiempo. No fue así. Jean Martin, todavía con su máscara, rugía siguiendo el sonido del león, se movía con cierto frenetismo y enseñaba los objetos que Laura Fillola le servía en bandeja. Pasaron esos cinco minutos, procedió al ritual de mostrar su rostro al público y dio rienda suelta a la narración de las vivencias del bosquimano, palabra que debí usar más. El discurso de la jornada fue correcto,aunque quizá le falto darle más rienda suelta, ser más canalla. Se notaba un poco lo que comentábamos, si bien quizá de esta manera, sin tanto ruido y una solemnidad contenida, el mensaje llegaba más al espectador, que asimilaba mejor el contenido. De todos modos, conscientes del hecho, las partes se hilvanaron de maravilla y las reacciones fueron previsibles. Las sillas estaban dispuestas en forma de teatro y notábamos el silencioso aliento del público, que a medida que avanzaba todo crecía. Pasamos por París, sentimos la llegada del negro a la ciudad de la luz, lo movimos a Barcelona con Francesc Darder, lo depositamos en Banyoles mientras el siglo veinte avanzaba con sus progresos de derechos civiles y percibimos algo impresionante. Teníamos cierto pavor a los instantes muertos. Lo solventamos bien. Laura bailó a lo grande, lo que es habitual, y Jordi se coordinó bien con ella, sin el exceso de otras ocasiones. Es posible que sin darnos cuenta el show haya adquirido madurez, quien sabe.


En Barcelona 92 contamos el desmán de BCN, atendimos a Carmen de Mairena y perpetramos, una vez el bosquimano subió al metro de Sagrera, el único fallo garrafal de la noche: no poner la cabeza de Cristina, el amor del retrasado mental del underground, en el palo para que el público la conociera. Creo que esa parte es la de más difícil comprensión, y por eso olvidar el elemento simbólico fue un defecto que intentamos subsanar exhibiendo la cabeza de la muñeca en plan bárbaros salvajes decapitadotes.


Posteriormente procedimos a mostrar el amor del negro y la moreneta, esos dos símbolos catalanes del gran poder, personas de color, horrible eufemismo, que fueron, son y serán mitos anómalos del Principado. La escena de amor, combinada con la música irónica, se desarrolló con buena dinámica y alcanzamos la penúltima traca con como es que había más monjas que negros, donde por primera vez una persona con esta pigmentación nos habló de la primera vez en que vio a un semejante. También nuestra amiga Giuliana Bendezu aportó su granito de arena.

Abandonamos al bosquimano en el anatómico forense, Laura bailó la jota, yo enseñé los huesos y el cráneo de nuestro héroe al respetable y sonó una música que anunciaba la conclusión. En el striptease, nada ayurvédico, el tempo fue más lento que de costumbre, como si nos diera pereza jugar con el balón, lo que finalmente se produjo con el sólito cachondeo. Sonaron las últimas y futbolísticas notas, recordando a todos la tristeza del hombre transportado a Europa que yace en un sepulcro que tiene una lápida válida como corner de fútbol, hicimos la triple reverencia y cerramos el día contentos y con sensaciones que al escribir la crónica he descubierto más notables de lo que pensaba ese día, donde, como siempre, terminamos agotados y felices por el esfuerzo.

Ahora toca planificar el futuro, y eso incluye la última parte de 2011 y pensar en 2012, donde lo idóneo, algo que también pretendemos para otoño,sería realizar una selección más concreta de locales, actuar menos pero hacerlo como si siempre fuera el momento decisivo en teatros y lugares que no nos comprometan tanto en el factor organizativo, pues al fin y al cabo toca actuar, lo demás es una consecuencia del entusiasmo,pero si queremos una auténtica profesionalización deberemos ser nosotros como intérpretes sin preocuparnos de otras cosas. Por ahora, aunque siempre hay sorpresas, la idea es tratar el encuentro entre Mahler y Freud en 1910.

Loopoesia es amor

lunes, 25 de julio de 2011

Jordi Corominas i Julián en BCN CREA, 300 artistas y 30 centros de creación


La Fábrica y el Ayuntamiento de Barcelona presentan el libro que repasa la vitalidad creativa de la capital catalana.

Que Barcelona es una ciudad creativa nadie lo discute. La inspiración artística y la notable producción son unas constantes que caracterizan el alto nivel de vitalidad que en este sentido vive la capital catalana.

Con el fin de descubrir el entramado artístico latente que se reparte por la ciudad, la editorial La Fábrica y el Ayuntamiento de Barcelona han publicado ‘BCN CREA. 300 artistas y 30 centros de creación’, un diccionario de 300 creadores y de 30 centros que actualizan y reinventan el mundo del arte en Barcelona.

Arquitectura, danza, artes escénicas, teatro, artes plásticas, literatura, artes visuales, cómic, moda, música, diseño industrial, gastronomía… son los campos que forman este libro (editado en catalán, castellano e inglés), imprescindible para descubrir y situar en el mapa aquéllos que se encuentran detrás de la creatividad de la ciudad de Barcelona. Se ha excluido, sin embargo, el diseño gráfico, disciplina que se considera que por la actividad que se realiza en la ciudad ya merecería por ella misma un volumen exclusivo.

El teniente de alcalde de Cultura, Conocimiento, Creatividad e Innovación, Jaume Ciurana, presente en el acto de presentación del libro, destacó que la creatividad es “el petróleo del siglo XXI” y que por este motivo el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB) quiere potenciar y favorecer el reconocimiento y la proyección del talento sumergido y ayudarlo a tener una oportunidad para brillar y ser reconocido.

Por su parte, el director editorial de La Fábrica, Alberto Anaut, apuntó que la riqueza creativa de Barcelona hace que esta obra sea incompleta, ya que posiblemente hacen falta diversos volúmenes para poder reflejar exactamente aquello que representa actualmente y a lo largo de la historia.

L’Ajuntament de Barcelona se ha quedado con 500 ejemplares de ‘BCN CREA. 300 artistas y 30 centros de creación’ con el objetivo de hacer difusión por todas partes repartiéndolos por los principales centros de creación artística del mundo.

El búho, Jaime Gil de Biedma y las corbatas en Se fue al otro barrio de Bcn Week


El búho, Jaime Gil de Biedma y las corbatas, by Jordi Corominas i Julián
Paz Vega se ha impuesto en la Puerta del Sol por altura y porque mi querido rótulo de Tío Pepe tiene algún que otro achaque y necesita una buena restauración para seguir brillando como siempre. Por otro lado el 15M hubiese degenerado mucho si en vez de pancartas con el nombre de la actriz nos hubiese dado a todos por beber Jerez compulsivamente. La creación de símbolos espontáneos permite una algarabía que da humor a las revueltas, y por eso desde aquí propugnamos la creación de chapas pop de Felip Puig. Llevadla en vuestras camisetas, lucidla con descaro y os ganaréis el cielo, porque al fin y al cabo conviene combatir al enemigo con la risa, de otro modo su seriedad impregnará el ambiente y convertirá el todo en algo más cansino, monótono y aun más desagradable de lo que ya es desde que los sordos con corbata son ciegos que desean ahogarnos mediante la imposición de una norma establecida con tijeras y oligarquía.

El príncipe Felipe, ese jovenzuelo que quizá algún día sea Jefe del Estado, habló hace poco del minuto de gloria. Usó el término mostrando su ignorancia de la máxima con evidente prepotencia. Sin duda el Borbón, volvamos a las bebidas de alta graduación alcohólica, se confundió de número. Warhol habló de un cuarto de hora, fracción insuficiente que muchos desean haciéndose fotos y olvidándose del compromiso para con la sociedad. Bien harían en pisar más la calle y alejarse de su enajenación para abrazar principios que van más allá de lo personal y exhiben su diferencia por una inextinguible voluntad humana de reivindicar lo que es justo para la anónima mayoría, víctima de un olvido al que también se ven sometidos mil espacios de cualquier ciudad del planeta.


Hace poco comentamos el maleficio de la mariposa. Hoy cambiamos de animal y saltamos a una zona que nos encanta, punto insulso con mucha vida. Ya saben. A las ocho de la noche, a las nueve de la tarde como Messi en Verdaguer. En la esquina de Paseo San Juan con Diagonal un búho contempla un panorama desolador. La estatua de un poeta catalán le acompaña, pétrea y fálica, con una verticalidad que indica grandeza e imposición de unos parámetros líricos que alaban clásicos de la nación entre los que figuran palabras que bien podría emplear Fernando Verdasco en su anuncio donde guarda un cierto parecido con Ken. Nois, de Cristianos Ronaldos el món n’és ple. El mochuelo no escribe odas ni despotrica contra los viandantes, si bien en sus años mozos lanzaba con sus ojos amarillentos círculos concéntricos de pura psicodelia . En 2003 el Ayuntamiento le perdonó la vida y cortó esa iluminación beatífica que nos drogaba con aires positivos. La fantasía de su fuerza, producto de la empresa Rótulos Roura, radicaba en hechizar y violar el tedio. Al quitarle su preciado don eliminaron lo auténtico para museizarlo, en un paso más hacia el parque temático sin atributos, como si de este modo las pupilas del pájaro se igualaran a la cabellera de Sansón. No nos sirven de nada los rostros bonitos sin acción ni palabra, la pasarela es una banalidad, goce de los poderosos hacia el vacío de la despersonalización.


Barcelona y sus dirigentes no tienen ningún tipo de interés en preservar las cimas creativas anómalas de la capital catalana. En Plaza Molina un cartel pintado del Brandy Terry observa desconsolado el trajín de otro epicentro del caos. Sus letras aluden a Julio Iglesias con un me va que suena a carpetovetónico, lo que le da modernidad si cumplimos dos de los impulsos que pueden mover nuestra energía hacia otra dimensión. Mirar hacia arriba es sinónimo de sorpresa. Ese licor nefasto, amante de la peor de las resacas, recuerda a otro grande despreciado con una metáfora que seguramente le provocaría una enorme carcajada. En Contra Jaime Gil de Biedma hay maravilla y un sótano más oscuro que la reputación del rapsoda de breve producción y gran intensidad. Tal habitáculo se hallaba en el número 520 de la calle Muntaner, lugar ocupado en la actualidad por una peluquería que por suerte no es canina, si bien su nombre, Naf, apunta a nuevas onomatopeyas de animalización. Del ladrido a lo suave y carcamal para sedarnos, ponernos guapos, salir a la calle y conquistar el bienestar de nuestro ego a través de lo efímero de un peinado que atraiga. La libertad nos la dejan para el diccionario. Léanlo, paseen, fíjense en los signos minoritarios y fúndanse en el enjambre para atisbar una unidad auténtica. Serán abejas reinas, se sentirán mejor y hasta les llamarán Kale Borroka. El búho es de Minerva, aprendan de ella y exploten la sabiduría hacia un canal benéfico que ejecute metamorfosis. Cuando inauguremos el monumento a la corbata de antaño podremos dar por cerrado el ciclo.

Ilustración: Nil Bartolozzi

domingo, 24 de julio de 2011

Suite poética "El stripper ayurvédico"




El stripper ayurvédico por Jordi Corominas i Julián




El stripper ayurvédico
De bufón a poeta,
De petimetre a esteta,
Nicasio Schiavo recibe destierro
En la corte del rey ciego,
Hastiado de escuchar estrambóticos
Versos de insanos títulos,
Feliciano López, Rafa Nadal,
Xavi Hernández, Eric Abidal ,
Nombres decorativos del oropel,
Pantalones cortos, opio de pinrel,
Desesperación palaciega del magnate
Que en su aburrimiento se ahorra un gaznate
Deportando al rapsoda
Al desierto de Arizona,
Dándole en el petate
Burlas de acicate,
Inspiraciones de vestal moderna,
Pan, cebolla, peyote y coca-cola.
Caída libre a la nada americana
Con sangre extraviada en la tijera austrohúngara.

Diez húsares drogan a sus equinos,
Parapetados en la ventana de la agonía.

El stripper ayurvédico palpa arena,
Sella acuerdos con cactus, acaricia
Cementerios de ordenadores,
Vira entre rocas soeces
Y sospecha que ayer fue de vacaciones
A Baden Baden con acacias de ocasión
Que marchitaron su flor entre mamelucos
De mercadillo, obnibulada visión
Abrazando horizontes amarillos
En la soledad de la bestia desnuda
Con un centro y dos áridos márgenes
De humedad milenaria teñida
En sedimentos de alguaciles,
Aventureros sepultados
En tierras que callan cuervos
Y no entienden de noches
En la inviable caducidad
De un sol fijo revientasienes,
Factura en ciernes
Del delirio acompasado.

Doce mujeres ladean la cabeza
Fumando en la ventana de un coche
Apostado en la esquina de tu vida

Camina, camina, casca nueces
Para despistar a fotógrafos de moda
Aislados en rictus primaverales,
Te ayudo si cuentas zozobra
Dijo el guarda forestal en la penumbra
Y se activaron muescas de indignación
En los coyotes, ellos creen lo imposible,
Ellos fomentan la desaparición del límite
En el diccionario de la convención
Robando páginas a escondidas,
Fumigándolas en valles sin cámaras
Escapando al control digitalizado
En los abedules de mi mansión,
Refugio, remanso de lucidez
Que en la naturaleza aturde
Mentecatos de traje y expolio público,
Rescatadores amigos del secuestro,
Mediocres medíanías, manos
De mantequilla, pupilas impregnadas
Con dólares de dolor,
vocablo ausente en sus retinas.

Ciento treinta y cinco farsantes
Contemplan el zoo en la ventana
De un carro blindado.

Las chicas ya no estudian mecanografía,
La responsable de princesas dicta
Labores en la escuela con su varita
A secuaces avanzadas en la secuoya,
Hadas que regañan legañas, alba
Limpia, besos a enfermos enfrentados
En sequía, pócimas a viudas, lagartos
Y malqueridas, la orquesta no se para,
Vende cosquillas, regala abrazos
Al mal humor sonriendo al desdén
Con canciones infantiles cocinadas
En la sartén de la alegría, no hay ingredientes
Utópicos, sólo desnutrición de la esperanza,
Señora que en sus aposentos llora
Porque el mundo la desatiende en céspedes
De frustración, próxima meta del ejército
Que vence batallas con su susurro
Entrenado en la academia del bien ajeno.

Ocho metáforas sedientas
Piden cita
En las ventanas del porvenir


El macho cabrío templa su oprobio
Machacando un piano Steinway
Frotándose las pezuñas en teclas
Con pantocrátors en los estribos.
¿Terminó el aquelarre?
Las brujas suenan trompetas
Rociándolas con sapos,
Asesinos de macilentas setas
En el ascensor, flotan onomatopeyas
Sonámbulas con cómplice inercia
En el patio de Walpurgis, vertedero
De un infierno íntimo y paralizado
Ante el estallido del trueno oblongo,
Adusta cámara lenta, voz ralentizada
En tus proverbios populares sacudidos
Por risas carpetovetónicas que cubren mosaicos
Llenos de un vómito arcaico recogido por sordos
Goyescos que arquean la espalda por el sádico
Látigo del maestro de ceremonias, negro
Apocalíptico, quinto descendiente ibérico
Del desahucio en directo que purga dinamita
En páramos de desolación programada,
Atracción de feria con Amélie de fondo
Y mendrugos de pan para el hijo ,
Víctima de la apariencia y lo efímero.

Un francés comete perjurio
Violando sexos en la ventana
De un hotel neoyorquino

El fascista de Hamelin
Los encantó con cuentos
Chinos, festivales masivos
E idolatrías pop de brillo externo
Y duelo interno por ser carne de hamburguesería
En un mapa con gafas de pasta
Trazado por la flauta del líder,
Adalid desideologizado, prócer
Invisible doctorado en hipnosis
Juveniles para arrullar hubris
Yermas, idóneas emboscadas
Mentales para sucumbir a melodías
De exceso y autosuficiencia incubadas
En el laboratorio de la perversión occidental,
Química de ruleta rusa, expolio de la cordura,
Ahogada en el Weser por decreto ley, dieron fiesta
A los trabajadores y enhebraron una fosa
Común diseñada en forma de panóptico
Con mirilla para husmear en nuestra desgracia,
La resistencia fundará una nueva iglesia,
Su pálpito será el de los sinceros,
Sin periódicos que alteren cifras,
Emigrantes con pasaportes abiertos
Y transparencias sin intenciones pornográficas,
Su templo una basílica que respete el significado
Del vocabulario, con vidrieras policromas
Sin pábulo ni placas a lo prohibido
Y un misal que de a las ratas
La medicina de la metamorfosis.

Cinco Cincinatos cincelan
En sus ventanas graffitis
De abdicación y bondad.

La realidad niebla las pupilas
Para vetar la revelación
Impidiendo el fluir de inocencias,
Embargadas por las cadenas
Que tanto halamos, cápsulas
celadoras de la imaginación,
huérfana que Nicasio fornica
amaneciendo de su tortura.

Ve Antílopes bailando discursos en un balcón de la Rambla,
Gitanas alcaldesas en municipios sin etnia,
Grifos del bidé que inspiraron la Pedrera,
Horchatas de chufla llenando bañeras,
Rosquillas de hierro salvando palmeras,
Rollos de plastilina en el museo de arte moderno,
Aguacates de barro, cencerros de un bote charro,
Pilas bautismales de cartulina, telarañas saladas,
Cetros viscosos, abejas reinas, sandías cuadradas,
Aviones sulfúricos, zeppelines de chatarra,
Zebras algorítmicas, políticos bajándose el sueldo,
Hipopótamos de miocardio, Anacolutos anacoretas,
Oxímorons oxidados , ráfagas de ácratas,
Impresoras tertulianas, periquetes enfurruñados ,
Tarzanes en huelga, tartanes almibarados,
Avestruces de pasarela, cruces redondas,
Monjas ninfómanas, excursiones estáticas,
Acueductos de lava, monstruos de rebajas ,
Futbolistas intelectuales, literatos sin ego,
Alcachofas radiantes, renos vagantes,
Celofán en pepitoria, aguarrás de martes,
Centellas en vinagre, vampiras de picatostes,
Luciérnagas diurnas, mosquitos de azúcar,
Caracoles milicianos, garrapatas sindicalistas,
Reincidentes reticentes, sabanitas de sabandijas,
Mozos de cuadra pacíficos, cucurbitáceas geométricas
y
Un magma compacto, fino telar
Que enhebra la aguja, trocea
La monotonía y brinda impulsos
Sagrados, confianza en lo humano
Desde lo humano con el cerebro
En planos válidos que anulen linealidades
Y expandan la perspectiva hacia infinitos
Carentes de cobardías.

Dos mil once ventanas
Ondeando primaveras
De una eterna mañana.

Mesan su hipotálamo
Ángeles de cera,
Mensajeros de Kairós
Dios del momento oportuno,
Elevan su cuerpo depositándolo
En la colina telúrica donde convergen
En su solemne y mágica cumbre
Los pensamientos de todos aquellos
Mortales que han soñado despiertos
Desde cualquier ventana del universo
Dar a los pies la potencia del adelante
Que elimine la mezquina codicia
De quienes nos confundieron con cangrejos.

Abro la puerta,
Prosigo la ruta.

sábado, 23 de julio de 2011

Alicia, el passeig i el límit en la Revista Bagant


Alícia, el passeig i el límit, per Jordi Corominas i Julián

Avui feia el meu habitual passeig pel poble. És una activitat que em relaxa just abans de dinar. Surto de casa vora les dues del migdia, avanço pel Remei, arribo a la frontera amb Sant Esteve i baixo cap a la piscina, des d’on pujo i completo el cercle virtuós. Normalment el recorregut dura menys de mitja hora, però quan el sol acompanya agafo la màquina de fotos i em dedico a copsar petits detalls que m’enlluernen. Hauríeu de pensar més en ells. No importa gaire si són flors, violes o romaní. Hi són, i molts cops els ignorem perquè anem massa atrafegats i oblidem que una de les essències del nostre pas per aquest planeta és caminar tranquils per a conèixer quins són els límits que ens envolten, factor cabdal si volem anar més enllà i créixer mentre avancem cap a un estat superior de la nostra consciència vital.

L’exemple que sempre prenc cap a l’alba de noves fites és la petita Alícia de Lewis Carroll. Ficar-se a un forat, caure envers allò que desconeixem i deixar que la màgia actuï cofoia. Potser ella ha sigut el motiu pel que m’he capbussat a un dels laterals que obren camí cap a la natura, sempre present i sempre assumida com quelcom que decora. El problema és que ara hi penetrem amb por, com si fos una bèstia amb quatre caps que ens pot menjar si badem una mica. Entre arbres, pedres i cargols he trobat fundes de preservatius, burilles de cigarrets i fins i tot una nina de plàstic. Aquests elements indiquen activitat humana subversiva. La normalitat condemnaria les pràctiques que simbolitzen, però potser hauríem de ser més comprensius i entendre que els residus de sexe a la muntanya són la simple escapatòria de joves que per culpa de la nostra societat han d’escapar-se fora de casa per a poder gaudir en pau, sense mirades que embruteixin un acte que ens porta al món. El retret i la moral convencional obstaculitzen possibilitats meravelloses que massa vegades trenquen somnis. L’horitzó no existeix, és una quimera visual. Voleu lliures, deixeu-vos emportar i penseu que les barreres s’han creat per a ser demolides amb elegància. El meu únic error mentre passejo abans de dinar és repetir sempre la mateixa ruta i no perdre’m acceptant que sempre es torna perquè mai ens abandonem.

viernes, 22 de julio de 2011

FALLO DEL PREMIO ENERGHEIA EUROPE-ESPAÑA 2011



Se ha anunciado el ganador del premio literario Energheia Europe-España 2011 que se realiza en España con la colaboración del Laboratorio de Escritura de Barcelona.
Tras la elección de los cinco finalistas entre los 42 relatos presentados a concurso en plazo y después de las lecturas de los jurados italianos de los cinco cuentos finalistas el veredicto fue el siguiente:

1. "Zygaena" de Carolina Figueras Morató
2. "Tu famoso impermeable azul" de María Zaragoza
3. "Últimas gárgaras con Teresa" de Jordi Corominas i Julian
4. "En construcción" de Miguel Serrano Larraz
5. "Prefiero ser amish" de Ignacio Ampudia de Haro

Por lo que la vencedora es Zygaena de Carolina Figueras Morató de Barcelona.
El acto de entrega se realizará en Matera (Basilicata, Italia) entre los días 14 y 18 de septiembre en la serie de actos anuales de la entrega de los premios Energhia de literatura.

Felicidades a la vencedora y a todos los finalistas y partipantes. Os esperamos el año próximo.

jueves, 21 de julio de 2011

Viernes 22 de julio, 21h 30, Especimenes poéticos en el Freedonia


Tras un par de meses de descanso Loopoesia vuelve a los escenarios con un cartel de aupa que se compondrá de los siguientes elementos

1- Recital Poético con

Alex Reig

Xanath Caraza

Jordi Corominas i Julián

2.- Performance especimen, una experiencia única en la que un antropólogo nos mostrará un descubrimiento muy especial de la mano de Rakel Delgado

3.- Loopoesia 2011 (y el negro de Banyoles) con Jean Martin du Bruit y Laura Fillola

Noche de poesía +performance en el Freedonia

c/Lleialtat 6 (Metro Sant Antoni)

Contribución a los artistas: 3 euros

miércoles, 20 de julio de 2011

Jueves 21 de julio, Fiesta de presentanción del Fanzine ¡Organización! dedicado al 15M


El jueves 21 de julio a las 21:00 tendremos finalmente todas las copias del fanzine una vez terminemos de darle al ciclostil esta madrugada… De modo que hemos preparado una modesta presentación en el Bar Las Guindas (Carrer Sant Pau 126, Metro Paralel – L3) en la que pincharán Dani Cantó y Uri Amat.

¿Que qué pondrán? Pues qué sé yo: cosas de soul, rithm and blues, jangly pop, punk y todo lo que en general los jóvenes de hoy llaman música “antigua” (eso que para nosotros podría ser Glenn Miller o Rafael Farina…).

Regalaremos fanzines y pasaremos la gorra para financiar el asunto así que estírense y no sean, como se dice en Venezuela, manitas de caimán (¡pobre aligator, no le llegan las manos a los bolsillos!).

La entrada será gratuita y se realizará en estricto orden de llegada. Sean respetuosos.

Recuerden: jueves 21 de julio a las 21:00 horas. Bar Las Guindas. Metro Paralel.

domingo, 17 de julio de 2011

Goethe en el manicomio en el fanzine ¡Organización! dedicado al 15M


Goethe en el manicomio, por Jordi Corominas i Julián

La plaza es un estado mental al que algunos intentaron desprender de su esencia. Lo demuestran algunos ejemplos contemporáneos. En Barcelona la Plaza de les dones del 36 cierra sus puertas a las ocho de la noche para permitir la tranquilidad de los vecinos, fomentar un supuesto civismo meramente monetario y aumentar el control ciudadano hasta con la prohibición de jugar a pelota, es mejor verla por la tele, en esos recintos que tan bien simbolizan la convivencia humana. El 15M ha resucitado la idea de espacio con cuatro esquinas abiertas a todo el mundo para facilitar el debate y la comunicación entre iguales. El ágora y el foro de la Antigüedad han vuelto, pero los tiempos han cambiado y el ritmo de los acontecimientos aconseja medir los pasos para que ciertas iniciativas no caigan en el saco del despropósito.
Los devotos que llegaban a Delfos para consultar a la Pitia quedaban impresionados con la máxima que presidía el recinto: conócete a ti mismo, punto de partida, y eso es de nuestra cosecha, para poder comprender mejor a los demás. Los primeros días de las múltiples acampadas repartidas a lo largo y ancho del Estado Español siguieron el consejo oracular hasta que sucumbieron al delirio del ombliguismo, olvidando el porqué de su cometido para centrarse en la necesidad de permanecer estacionados en una nube que de la esperanza pasó a lo tóxico hasta que amaneció el 19J y se demostró que era posible pasar del entusiasmo inicial a la concreción de acciones válidas para ampliar el consenso social del movimiento.

Sin embargo algunos defectos oscurecen el horizonte. Toda aventura debe transmitir bien su relato para llegar mejor al espectador. De nada sirve que las encuestas manifiesten un apoyo mayoritario, porque no siempre llegarán policías que aticen ni políticos que intenten engañar con su paranoia. Conviene explicarse bien, y durante las primeras semanas de la revuelta se discutió mucho en las redes sociales sobre la conveniencia de alcanzar un consenso de mínimos entre todas las asambleas que articulara mejor los objetivos. Sí, en las redes sociales. Las infinitas comisiones de los acampados ignoraban en muchos casos la cuestión, pues casi importaba más figurar y cumplir comportamientos contemporáneos de feroz egocentrismo y protagonismo de pacotilla propio de cualquier hijo de papá que de repente se despierta revolucionario. Es bonito llevar un cartelito con la pertenencia al núcleo que discute contenidos, pero aún lo es más avanzar hacia propuestas y no empantanarse en si es necesario plantar huertos o discutir utopías que en nada cambiaran el sistema.

Escribo lo anterior desde el clima que he respirado en la Ciudad Condal. El domingo 22 de mayo se convocó un recital poético en Plaza Catalunya. Acudimos cuatro rapsodas. Recitamos, recibimos el apoyo de la concurrencia y nos fuimos a casa frustrados por la nula respuesta de nuestros semejantes, más interesados en dormir la resaca que en reivindicar metamorfosis que a todos nos conciernen. ¿Dónde están los intelectuales de mi generación? Tengo treinta y dos años, por lo que supongo estar englobado en un grupo que llega hasta las cuarenta y cinco primaveras. También creo que este colectivo disperso es el mejor preparado de la Historia de mi país, por lo que me cuesta mucho entender cómo pocos son los que reaccionan ante la que está cayendo, un tristísimo espectáculo de cinismo y arrogancia de unos pocos que perjudican a muchos.

Una posibilidad sería que su actitud fuera un suicidio que certificara la muerte del intelectual comprometido, aquel personaje que sí pisaba la calle y emitía juicios de valor útiles para comprender el contexto en que se enmarcaba su actividad cultural. Ahora esas opiniones destacan por su ausencia entre un sector joven más preocupado en etiquetar sus fotos en Facebook para recibir ovaciones en forma de me gusta, vacuo honor que demuestra lo efímero de su arte, abocado hacia la fachada, y su nulo apego a la realidad, pues de ahí parte la clave que asemeja su figura con la de ciertos elementos del 15M. El capitalismo es una bestia que sabe muy bien el proceso para devorar y anular a sus hijos, un Saturno posmoderno que dirige la orquesta con infinita mala leche. En los cincuenta surgió la cultura adolescente y las amas de casa norteamericanas se emocionaron con un impresionante surtido de electrodomésticos. En Europa tal algarabía fue completada en 1975, justo cuando empezó a declinar el Estado del Bienestar. Ya tenéis lavadoras y demás utensilios, ahora toca mimaros, y por eso hemos inventado el consumo específico, para que la masa pueda ser feliz en la especialización del gusto, que también afectará a lo laboral. De este modo, vuelvo a ser yo, la exclusividad se erigió en una bandera que enarbolar, un imbécil toque de distinción que afectó al tejido social hiriéndolo y enajenándolo como bien avisó en su trilogía de la alienación Michelangelo Antonioni. Las avenidas quedaron desiertas mientras las luces seguían en su puesto, amenazantes.

Al fin y al cabo no deberíamos extrañarnos de la pasividad de los intelectuales jóvenes. Nacieron entre mayo de 1968 y el pútrido ascenso al poder de Juan Pablo II, Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Nuestros criticados son hijos de su tiempo. Eso no es excusa para su comportamiento. Sus predecesores también lo fueron y supieron manifestar su descontento y ayudar a los desfavorecidos con sus textos y pensamientos. A nivel crítico podríamos esgrimir el abandono de la realidad por la disertación sobre periferias virtuales que demostrarían su aislamiento del meollo. No estamos sólo en esas, hay más y de más calado porque se trata de comprometerse y expresar un apoyo con trascendencia, pero quizá su reino ya no sea de este mundo. Tienen a su disposición infinitos métodos para hacer oír su voz, desde la clásica columna periodística hasta tweets con los que agitar el cotarro y erigirse en firme apoyo de millones de indignados. Quizá no se den cuenta que con su actitud potencian su marginación de un sistema que también les toma el pelo porque ellos mismos han desdeñado una de las más importantes funciones de su trabajo para acomodarse en las cálidas habitaciones del manicomio creativo. Contentarse con palmaditas en la espalda es de necios. El fast food no sabe de permanencias. Se lucha con la palabra y la palabra ego cobra sentido cuando abandona el cuerpo y apuesta parte de su talento en beneficio de los demás.

Este artículo está publicado en el Fanzine ¡Organización!, dedicado al análisis del 15M

sábado, 16 de julio de 2011

Dos mujeres de Elvio E. Gandolfo en Revista de Letras


De feminidad y conocimiento: “Dos mujeres”, de Elvio E. Gandolfo
Por Jordi Corominas i Julián | Reseñas | 13.07.11


Dos mujeres. Elvio E. Gandolfo
Periférica (Cáceres, 2011)


La historia se repite en cualquier lugar del mundo. Hay fuerzas extrañas que hacen de la mujer un huracán tranquilo al que es difícil no sucumbir. En la era de las fotos olvidamos con demasiada frecuencia que la magia siempre estará en la calle. De nada sirven las instantáneas que deleitan nuestros anhelos de belleza en la red. Pasear es lanzarse a una aventura donde lo que está en juego es la vida en mayúsculas, lugar donde el individuo necesita del complemento para evitar el mal de la soledad desde la intriga que, por desgracia, suele conducir a la insatisfacción.

Elvio E. Gandolfo publicó Dos mujeres en 1992. No existía Internet y éramos fantasiosos desde la realidad. Mi creencia es que aún podemos serlo. Por eso al leer estas dos novelas cortas he meditado mucho sobre los conceptos y las formas que nutren la actual creación literaria. Lo decía hace poco El Roto. Condenamos todo lo relacionado con la belleza porque nos parece banal, cursi y sencillo. El error, lo que sigue ya es de mi cosecha, es asumir ese horrendo tópico y caer en la trampa de alejarnos de lo cercano. El realismo tiene muchos prismas y en nuestra mano está usarlos con el lenguaje de nuestro tiempo, que es colectivo e individual si se afirma desde una voz tan personal como la del autor argentino.

Algunos definen estos dos relatos desde una perspectiva fantástica. Veamos. Dos hombres alienados entre el trabajo y la monotonía de la repetición urbana. Gandolfo traza mapas con sus palabras, cartografías de esquinas, bulevares y negocios que a cada jornada que pasa permanecen inalterables, siempre en su sitio. El motor de cambio es la mente humana y casualidades que pueden parecer surrealistas. No lo son. En Rete Carótida la mujer que da nombre al texto deposita misteriosos sobres en los bolsillos del protagonista. Lo que empieza como una peculiar donación se convierte en una entrega obsesiva que enlaza con su labor profesional. El gordo, su compañero en la oficina, conoce a la vieja mensajera de fotos pornográficas, a la que juzga como una loca de remate que pulula por el barrio, una bestia obesa y descarriada que nada bueno puede aportar. Las imágenes de mujeres desnudas crean malestar y desazón que compensa el cine y el nacimiento de un amor que pese al deseo no carbura por dudas y la misma situación de la trama, como si Rete fuera una losa que obstaculizara avances porque encierra las llaves que abran las puertas que despejen la mente, como si esos encuentros en autobuses y pizzerías fueran la pista hacia la resolución de un enigma de conocimiento que sólo podrá resolverse con la persecución.


Cuando empleamos esta palabra y nos trazan tan bien los pasos de los personajes en la ciudad solemos pensar en La trilogía de Nueva York. Cuando la leí imaginaba a los tres hombres como fichas de colores. Las veía desde lo alto. En Dos mujeres visualizo el plano desde el suelo. Los pies se acoplan al asfalto. Seguramente ello se debe a la técnica, natural, sin mucho artificio. Lo constatamos más aún en Escamas, piel, cuadratura del círculo que da unidad a la pareja de textos del volumen. El esquema se repite. Berti tiene una buena posición en la ferretería, lo que no le impide ir cada mediodía a por los bizcochos que alimentan el estómago y las ilusiones del personal. Las suyas se centran en ese recorrido que redime entre aire y el anhelo de una excepción que derribe los muros de la rutina y confiera a la existencia la sal que tanto ansiamos, que se llama Irene, una morocha con piernas, bonitas, poco pecho y una serie de detalles que despiertan al héroe de su letargo en una prueba en pos de superar su timidez.

Berti es víctima de los hados del destino. A veces subimos al transporte público y coincidimos con alguien por horario o porque así lo queremos. Al cabo de algunas semanas entablamos conversación. Las miradas quieren cobrar otro significado. La chica lanzará la primera piedra y así se iniciará un romance envuelto de claroscuros. Y me diréis que casi cualquier lance de amor tiene esa característica porque el pasado es un monstruo que atenaza con sus tentáculos, potentes, aunque casi nunca con truculentas leyendas que implican desapariciones de predecesores que emigraron a millares de kilómetros de distancia para olvidar besos, caricias y coitos.

Berti ha sido informado del infortunio del tipo que dio con sus huesos en Brasil tras su experiencia con Irene, y eso le alienta a seguir, a descubrir, pues al fin y al cabo ambas novelas cortas son tránsitos que desde las teselas del empedrado van directos al cerebro al buscar una piedra filosofal que calme, atenúe dolores no escritos y conduzca a la paz interior, que es aceptación de la normalidad y sus vericuetos.

Berti, sigamos con tan magnífico homínido, entenderá con Irene las fases de evolución en una relación adulta, etapas que no sólo se ciñen a sábanas y cuerpos. La importancia que el narrador da a los espacios es un tour de force de este libro. Cuando leemos del pasillo de acceso a casa de la amada percibimos un camino simbólico, y lo mismo acaece con los hogares y sus vibraciones. Asimismo el ritmo temporal es otra de las virtudes a mencionar, calculada puesta en escena que marca las secuencias a través de minucias significantes, físicas y mentales, que llevan los relatos hacia direcciones lógicas en lo mundano que aquí adquieren tintes épicos por cómo se cuentan las cosas.

Dos mujeres plantea varias cuestiones. Algunas de ellas las hemos insinuado al principio. Las otras conciernen a nuestro mercado editorial y a las tipologías, que tanto gustan y molestan. Podemos sentirnos afortunados que editoriales del calibre de Periférica presenten en España estas obras. Tendrán veinte años. ¿A quien le importa? Sonará muy manido, pero la buena literatura no tiene edad. La otra pregunta que los más quisquillosos se harán es si estamos ante una novela o dos cuentos que convergen entre sí. Las dos opciones son válidas. El debate es estéril, así como también lo es comentar si estamos ante una obra que bebe de lo fantástico. Lo fantástico, hasta en las escamas, es la prosa de Gandolfo. Disfrútenla.

viernes, 15 de julio de 2011

Esbozo completo de la música para la suite poética "El stripper ayurvédico"


No sin dudas, creo que se pueden mejorar cosillas del fragmento final, terminé la música para la suite poética el stripper ayurvédico. Para que se entienda un poco pongo su división lírica.

1.- Intro: el destierro de la corte

2.- La entrada en el desierto

3.- El guarda forestal

4.- La responsable de princesas

5.- El macho cabrío

6.- El fascista de Hamelin

7.- Delirio

8.- Finale, paz.

¡Organización! Un fanzine sobre el 15M descargable



Y con mucha buena gente entre la que cabe mencionar a Silvia Nanclares, Miqui Otero, Miguel Brieva, Kiko Amat, Guillem Martínez, Martí Sales, Roberto Herreros, yo mismo y un largo etcétera. Lo podéis descargar aquí




Me parece escuchar a ese squarehead de vuestro curro: oh, pero qué estás leyendo, por Dios… ¡¿un Fanzine sobre el 15M?!, pero seamos realistas, ¿del 15M qué queda? ¿Qué queda, eh?
¿Que del 15-M qué queda? ¡Pues queda todo! ¡TODO! Queda toda la razón que carga, queda todo lo que ha denunciado (ahí están los embates del Gran Dinero contra los “estados periféricos” de Europa), queda gente en la calle (¡a las asambleas!), queda un barrio echando a la policía, queda gente deteniendo deshaucios, queda, en definitiva, ilusión, y lo mejor, es que esta no es una esperanza basada en lo que puede materializarse “en las próximas elecciones”, sino esperanza en lo que podemos conseguir Nosotros.
Además de todo esto, queda este humilde fanzine que nace con el único ánimo de echar algo de leña al fuego. ¡Porque no queremos que se apague! Y porque en este brete en el que andamos, escribir y difundir, una de las pocas cosas que hacemos medio bien, se convierte en casi una obligación… aunque no está de más aclarar que lo que realmente hagamos, lo haremos en la calle, y aunque se twitee a lo loco y #felippuigsubnormal se convierta en trending topic global y elaboremos mil fanzines más como este, tenemos bien claro que las hostias, las conquistas, las risas y los fracasos se vivirán de nuevo en la calle.
Y por eso les dedicamos este opúsculo a la toda la gente que has superado su esclerosis social y ha salido ahí afuera: va por los que se han movilizado y a los que siguen en las asambleas. Keep up the good work!!

miércoles, 13 de julio de 2011

Esbozo de la primera parte musical de la Suite poética "El stripper ayurvédico"



Llevo desde el mes de mayo dándole vueltas a una idea de suite poética, el stripper ayurvédico.Normalmente cuando trabajo sabiendo que deberé musicar los versos me pongo primero a escribir y posteriormente a mezclar.

Hace una semana tuve clara la estructura de la suite, de la que por el momento puedo decir que trata de un rapsoda de corte desterrado al desierto de Arizona, donde irá colocado de peyote y sufrirá profundas alucinaciones hasta encontrar la paz. Tras su expulsión irá conociendo personajes, entre los que cabe mencionar la responsable de princesas, el macho cabrío, el fascista de Hamelin o un guarda forestal.

Lo que os dejo es la intro de la suite y la primera sección musical del poema, que seguramente se dividirá en ocho segmentos. en lo grabado hay,más o menos, cuatro de ellos, quizá tres.

jueves, 7 de julio de 2011

La vida secreta de Gala Dalí en Literaturas.com


La vida secreta / Diario inédito
Gala Dalí


Cada publicación relacionada con Salvador y Gala Dalí atrae la atención de propios y extraños. Es innegable que la pareja caló hondo en el imaginario colectivo. Un mundo tan controlado como el Occidental necesita de ingeniosos excéntricos para recordar que algunos tienen la suerte de dar rienda suelta a su delirio. El genio de Figueres fue un precursor del marketing contemporáneo. Imaginarlo en la era de las redes sociales es delicioso, pues seguramente agitaría aún más las conciencias. También es posible que no las necesitara porque su habilidad para captar a la concurrencia era única y excepcional.



Además de buen pintor, Dalí es considerado como un magnífico escritor, como demuestran varios de sus libros, entre los que destaca su vida secreta, maravilla de delirio y verdades como puños ocultas tras un surrealismo que quizá era más bien una tapadera para desenmascarar la realidad. Su mujer no le iba a la zaga en habilidades literarias, y para muestra el botón que nos ofrece Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, un diario inédito con una crónica rusa y una breve historia de su estancia norteamericana en los años cuarenta, durante la Segunda Guerra Mundial.



El tópico reza que detrás de cada gran hombre se esconde una gran mujer. En el caso de Elena Dimitrievna su aura trasciende lo clásico y se instala en los parámetros de la excepcionalidad. Su mérito radicó en su adoración a Kairos, el dios griego del momento oportuno. De muy jovencito abandonó su país natal y topó con un aspirante a poeta en un sanatorio para tuberculosos. Paul Éluard fue su primera toma de contacto con la farándula creativa, y con él permaneció hasta ese flechazo veraniego de 1929 en el incomparable y peligroso marco de Cadaqués, cuando se fraguó una alianza amorosa y comercial destinada a transgredir por naturaleza.



Gala nunca se conformó con ser un mero adorno del éxito de su marido. Antes de ingresar esa vorágine fue la única mujer presente en el cuadro de Max Ernst que representaba a la flor y nata del surrealismo, y ello se debió a sus agudas dotes sexuales y a una inteligencia fuera de lo común. Desde una sombra visible ejercía su influencia y no dejaba ningún cabo suelto. Por lo que hemos podido comprobar también cultivaba inquietudes no exentas de talento.



La vida secreta-diario inédito no es un manuscrito para los que pretendan descubrir algo nuevo bajo el sol del mito. Bien es sabido que la musa del pintor nació en una familia burguesa de intelectuales que vivió en Moscú justo en los prolegómenos de la Revolución de Octubre. El relato de ese tiempo destaca por una veloz prosa con profundo lirismo, si bien no sabemos si la debemos a la pluma de tan insigne mujer o a la esmerada traducción de Ignacio Vidal-Folch, quien en el epílogo confiesa el enorme esfuerzo de su labor. El volumen se enrique estéticamente con la muestra de alguna de las cuartillas originales, difíciles de entender por la letra a mano redactada en francés, de ahí nuestra duda, lo que no es obstáculo para disfrutar de unas vivencias en las que predomina la descripción de la relación con sus hermanos contada desde la cotidianidad de la burguesía de otrora. El mayor quería brillar en las letras. El pequeño era malvado, un ser indisciplinado que disfrutaba quitando los ojos a las muñecas de la protagonista hasta que recibió la inolvidable reprimenda de ser atado y amenazado con unas tijeras cerca de sus pupilas para que no repitiera sus lamentables acciones.



En esta primera parte ya se intuye una mujer que mantiene lúcidos recuerdos de la atmósfera en la que creció. Los pájaros sin alas y la feria de la ciudad se desplazan al campo siberiano para transcurrir un verano irrepetible, casi mágico por la ingenuidad que destilan las páginas entre hallazgos campesinos, hilarantes explosiones, nados salvajes en el río y la constatación de diferentes contextos que impactaron en su mente dejando una imborrable impronta de esa tierra de silencio previo a la modernidad.



La prosa, afilada y sumamente ágil, repite el mismo esquema en el segundo segmento, dedicado a una efeméride de madurez, una vez alcanzada la fama y la celebridad mundiales. Salvador y Gala circulaban por el Planeta cual emperadores de lo absurdo y eran agasajados allá donde iban. Nueva York los recibió de manera estelar y ellos agradecieron el ofrecimiento permaneciendo ocho años en la gran manzana.

Gala en su crónica juega al impulso y a la sutileza del romance con la clase que caracteriza a los narradores de raza. Sitúa los detalles en su punto exacto, retrasa la resolución y ambiente los hechos dando un suspense que más allá de la lectura será la delicia de los que busquen corroborar la leyenda negra erótico-festiva de la enérgica dama nacida en Kazan. Sí, Gala no va con medias tintas y parece insinuarnos un flirteo culminado a espaldas del hombre con el que compartió la mayor parte de la existencia.

Más que un diario inédito, el libro es la recopilación de dos emociones, estados de ánimo propios de alguien que evoluciona y se da cuenta de ello al mirar atrás con esbozos de memoria. Los textos introductivos no aportan mucho, siendo debates que se han repetido una y otra vez. Comparar a Gala con Salvador es absurdo y vacuo en una introducción, sólo puede aportar confusión y un canto a la hagiografía que en nada ayuda a la credibilidad del contenido, que se defiende solito sin añadidos que enturbien una magnífica edición más apta para entendidos en la materia que para neófitos con ganas de introducirse en tan fascinante universo.

miércoles, 6 de julio de 2011

Prueba músicas stripper ayurvédico: esbozo de un hipotético final



El lunes iba paseando y empecé a dar con las pistas para lo que será el stripper ayurvédico,que si todo va bien presentaré el 28 de julio en el CCCB. Es una suite bastante especial, y como la recitaré mientras suena la música ocurre que mientras pienso las palabras aparece la melodía. Por eso ayer hice este esbozo de final, a ver qué os parece.



lunes, 4 de julio de 2011

Formas de volver a casa de Alejandro Zambra en Revista de Letras


La memoria y la repetición: “Formas de volver a casa”, de Alejandro Zambra
Por Jordi Corominas i Julián | Reseñas | 3.07.11


Formas de volver a casa. Alejandro Zambra
Anagrama (Barcelona, 2011)


“Todos los lugares, hechos y personas que aparecen en este libro son reales. Nada es ficticio. Siempre que, debido a mi costumbre de novelista, inventaba algo, me sentía obligada a destruirlo. Habría que ser capaz de eso. O de quedarse callado, simplemente”.

Tiembla la tierra, y tras doce años de silencio las personas se juntan para compartir el fuego del lamento y la tristeza. El 11 de septiembre de 1973 canceló cualquier atisbo de libertad en el pueblo chileno. La dictadura de Augusto Pinochet instauró un silencio que convirtió cada hogar en una fortaleza protegida y la palabra en un bien que emplear con suma discreción.

Y los niños observan y luchan por entender lo incomprensible. Bajar la cabeza y asentir es un fracaso. Ocultarse y esperar una condena. El pequeño protagonista de Formas de volver a casa tiene nueve años y asiste cariacontecido al espectáculo de desolación del terremoto de 1985, con la sorpresa de vislumbrar una novedad tras la tragedia. La vida abre caminos que para él son senderos que inauguran la vía al pensamiento que responda demasiados porqués.


En casa no se habla de política y un señor uniformado aparece en la televisión continuamente, sin avisar. El general que asesinó a Salvador Allende campa a sus anchas e impone el sopor la frustración, con la cotidianidad transformada en una farsa donde las verdades yacen enterradas por miedo a caer en unas redes que ahogan al pescar.

Los padres del chiquillo parecen contagiarse en parte del clima imperante. Órdenes, castigos y consejos sin posibilidad de réplica. La salvación está en la calle. Claudia es su vecina y un futuro objeto de deseo. Se conocerán y la niña le pedirá que vigile con atención a Raúl, un hombre que casi no sale de su hogar. Cuando ignoramos el todo gustamos de adentrarnos en la realidad investigando. El alter ego de Alejandro Zambra, poeta vestido de narrador, acepta el reto, y así inicia una historia que le conducirá a las profundidades de la lejanía en un autobús que deja atrás un horizonte y amplia miras mediante seguimientos y pesquisas marcadas por el anonimato. Lo urbano será un puzle tétrico que sólo cobrará coherencia cuando pase la adolescencia, se instale la edad adulta y el espacio adquiera un significado que despeje dudas de lo pretérito a través de reminiscencias, flashes cerebrales que dan en el clavo y resucitan la memoria de la puerta de un edificio, ingreso lírico a la memoria.

Y aquí, claro está, intervienen las coincidencias. Lo interesante es que Zambra no nos engaña y en todo momento proclama sutilmente que estamos ante un artefacto literario. La diferencia con otros, piezas fugaces de un tablero que busca el impacto, es que el escritor de Santiago lo hace porque mediante su relato quiere que reflexionemos sobre la realidad desde una perspectiva que necesita de un muy bien estructurado artificio para apuntalar la reflexión. Padres e hijos intervienen, y no sólo sus voces. Los objetos juegan un papel fundamental que mostrará la brecha generacional y el conflicto de un país que aún se rasga las heridas de ese penoso y lúgubre invierno.


El pipiolo que aguantaba el frío de los ochenta se ha convertido en un escritor con los típicos problemas de todo ser humano. Ya saben. Crisis de pareja, dudas y la insatisfacción de lo incompleto que pide a gritos recuperar lo perdido en el inconsciente, que de lo individual flota hacia lo colectivo.

Sí. La labor detectivesca puede resurgir en cualquier instante. Un rostro da una pista y afloran vivencias olvidadas. Claudia se fue y sólo volverá cuando el narrador perciba que el encargo infantil es de largo recorrido. El portal del autobús y la duda adquirirán sentido con las ideas claras. La hermana de la niña, la perseguida del transporte público, será brusca, pero aún así propiciará el encuentro de dos almas que en el siglo XXI se sumergirán en un doloroso viaje que desde lo minúsculo de la normalidad abarcará el padecer de toda una nación.

Nuestros pensamientos nunca son pueriles porque siempre canalizan cuando la fruta está madura. Parece que esté de moda criticar los libros de ficción que abordan períodos históricos complicados. En España algunos, con bastante desacierto, se llenan la boca lanzando improperios contra los que se atreven a meditar sobre la Guerra Civil o la Transición, zonas de las que aún podemos sacar mucho petróleo limpio que aclare la tierra. Cuando crecemos, cuando vamos a gatas a la espera de caminar con independencia, confiamos ciegamente en nuestros padres. Son la guía, una brújula a la que nos aferramos hasta que despertamos y se instala la sospecha. En el caso del protagonista de Formas de volver a casa ocurre tras el reencuentro con Claudia, fuente de emociones más allá de lo sentimental y la atracción física. Raúl. Estadios deportivos de muerte y risa. Tensión de mutismo. Banderas detestables que acogen inmigrantes desesperados. Resucitar algo que sucedió mientras vivíamos y no nos enterábamos de la crueldad de Clío con los nuestros, víctimas y cómplices, peones de un tablero que raramente, aunque todo puede cambiar, manejamos.

Este pulso es circular y se cierra con el terremoto de 2010, cuando otra vez la amenaza política se cernía en la frontera. De nada sirve el progreso si los que mandan oprimen y acallan con sus métodos nuestras esperanzas, siempre más disminuidas por ese cinismo que debemos combatir, cueste lo que cueste, y la literatura tiene en su seno armas muy válidas para hacerlo porque nos impulsa al análisis que puede derivar en acciones. Siento ser pesados, pero Alejandro Zambra coincide con el diagnóstico de Karl Marx: la Historia se repite, y raramente, esto es de nuestra cosecha, es para bien. El poeta chileno ha tejido una novela con una estructura admirable y un contenido asombroso por valiente, original y comprometido. Ojalá hubiera más como él, porque de nada sirve el virtuosismo sin ideas, de nada sirve rizar el rizo sin una melodía sólida que obligue al lector a esforzarse y dirigir su pupila a un lugar que trascienda la página cuando hemos cerrado el libro.