martes, 10 de abril de 2012

Una tarde con Enrique en Sigueleyendo




Una tarde con Enrique, por JORDI COROMINAS I JULIÁN


Me aturden las casualidades del calendario. Hoy hace exactamente siete años de mi primer encuentro con Enrique Vila-Matas. Han cambiado las distancias, que son diferencias geográficas de callejero en la misma zona de Barcelona. De Balmes a Buenos Aires, de una televisión local a la Librería +Bernat, donde charlaremos con motivo de la presentación de Aire de Dylan.

Todo en abril. Hemos roto un código secreto de quedar los lunes y esperamos el ascensor para salir a la calle y ultimar los detalles de la conversación. Nada, no hay manera, pero eso es bueno. Empezamos con Scott Fitzgerald y pasamos tras tratar mil temas entrelazados al padecer de Cristiano Ronaldo, el hombre más atormentado del fútbol español.

Un traslado, un cambio de barrio sirve para renovar temas. La Travessera del Mal ha quedado atrás y el nuevo espacio de Enrique parece hecho a su medida. Ya lo dijo Víctor Fernández. Urgiría convocar un referéndum vecinal para que la capital de Argentina desapareciera del nomenclátor barcelonés, que así incluiría en su elenco el nombre de un escritor que de un plumazo ha revitalizado con su prosa una manzana escasamente literaria.

Ahora, casi por arte de magia, pasear a su lado cerca de Francesc Macià es una recreación en directo de los ambientes de Aire de Dylan. Entramos en la +Bernat, y ahí está Montse, la librera, emocionada, feliz con los preparativos y el milagro del streaming. Funciona, y eso ya es mucho, sobre todo porque un teatro de ratonera no debe tener límites.

Quisimos tomar algo en la +Bernat. Estaba abarrotada por otra presentación. Pensamos en sillas y nos despedimos a la búsqueda de otro local. Elegimos por proximidad la terraza del bocinet. Nadie nos atiende. Hace frío. Nos levantamos, llegamos a Urgell y un horno de toda la vida, donde al cabo de un rato descubrimos que los clientes transportaban bandejas con la absoluta aquiescencia de los camareros. Mudarse o no consumir.

Aceptamos que a la tercera no sería la vencida y subimos hasta la Diagonal para desafiar la ira de Sandor. Su terraza está poblada de extraños personajes, de los que formamos parte desde nuestro anonimato. Bebemos, finalmente, una taza de té, comentamos anécdotas de rudos fajadores, y, de repente, un hombre toma sitio en la mesa de al lado. Hojea un álbum de la liga de fútbol, vacío, encuadernado a la perfección, como si se tratara de la mismísima Enciclopedia Británica. Estallamos en un ataque de risa, y la situación me recuerda mi primera entrevista con Enrique Vila-Matas y su opinión sobre la jerga de algunos personajes, Isabel Pantoja y Pepe Bono, que usaban la expresión los de espías. El señor de Panini aspiraba a serlo.

Nos despedimos, y bien, todo lo narrado sucedió esta tarde, y mientras éramos Bartlebys de bar en bar, escritores ágrafos a tiempo parcial, atamos cabos para la presentación de Aire de Dylan, nada al uso, un diálogo que desvele misterios, encienda preguntas y sea digno de interrumpidores. Cuando oscurece, siempre necesitamos a alguien.

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La presentación se retransmitirá en directo. Para conectarse: www.tinyurl.com/masbernat.

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