sábado, 31 de mayo de 2014

Diálogo con Edward St. Aubyn

ST. AUBYN: “TODO SE PUEDE CONVERTIR EN UNA CONTRADICCIÓN”

Edward St. Aubyn | Timothy Allen
Edward St. Aubyn | Timothy Allen
En 2008 la editorial Anagrama publicó en España una novela que, sorprendentemente, pasó más que desapercibida, tanto que hasta una revista digital rechazó publicar la reseña que hice deLeche materna, obra con la que Edward St. Aubyn debía darse a conocer en nuestro país. Un lustro después, con más coherencia, Mondadori decide resucitar esa vieja aspiración con una edición que junta las tres primeras novelas de la serie dedicada a Patrick Melrose, hijo de una nobleza que lo maltrató desde su más tierna infancia hasta el punto de convertirlo en un amasijo de drogas andante que se transformó con el tiempo en un proyecto de redención para retornar al orden.
Esta, a grandes, rasgos sería la síntesis de Da IgualMalas noticias y Alguna esperanza, títulos muy significativos tanto en su fondo como en su forma que he leído en un volumen titulado El padre, figura fundamental para entender la evolución de Patrick Melrose, de quien esperamos tener más noticias en un futuro cercano. Sin más prolegómenos enciendo la grabadora.
Mondadori
Mondadori
Han pasado veinte años desde que escribiste esta trilogía. ¿Qué recuerdos conservas del proceso de escritura?Recuerdo perfectamente que Da igual fue lo más difícil que escribí jamás, nunca he vuelto a encontrarme con tamañas dificultades literarias. Conseguí escribirla gracias a mi novia de por aquel entonces, Anna Corberó, una barcelonesa que me alentó a escribir el libro. Yo tenía las ideas, pero no era capaz de releer la novela y tampoco me sentía fuerte como para pasar las páginas a máquina, lo que ella hacía en una sala contigua. Escuchaba como lo hacía y me daba la sensación que todo iba hacia delante. Sin su apoyo hubiera sido absolutamente imposible terminar el proceso. Tuve ataques de pánico que dificultaron aún más la tarea.
¿Mejoraron las cosas en la redacción de Malas noticias?Sí, fue un poco más fácil porque había dejado de tomar drogas, si bien tenía muy presentes las sensaciones de la adicción, estaban muy vivas. Escribía durante la noche y después daba largos paseos para tranquilizarme.
¿Y en Alguna esperanza?Fue más fácil desde el punto de vista emocional, pero desde el técnico fue la más complicada.
¿Tenías claro desde el principio que querías escribir una trilogía?Sí. Lo tenía clarísimo, sobre todo la estructura en tres partes: la crisis, las consecuencias y la resolución del conflicto. No podía desarrollarse de otra manera.
Además supongo que es importante considerar que cada una de las novelas de la trilogía sean cortas: eso confiere intensidad al conjunto.La intensidad precisamente era fundamental para mí, pero también la simplicidad, porque la vida psicológica y emocional de los personajes era absolutamente muy potente, la situación moral más que explosiva. Necesitaba algo simple y elegante. Esta estructura en tres partes, cada una de ellas en un día y un lugar, era ideal para mi concepción. Necesitaba esa unidad para que el bloque no se desintegrara. En la mitad de la segunda parte Patrick, que escucha cuarenta voces, está a punto de sucumbir y su mismo esquema vital está a punto de sucumbir. Por eso, entre otros motivos, era básico estructurar el todo con mucha coherencia.
Por otra parte sí, la intensidad es una palabra clave que me remite a cuestiones estilísticas. Me gusta escribir centrando mucho el foco y mostrarlo con el menor número de palabras posible.
En la primera novela Patrick aparece muy poco. En la segunda es el protagonista absoluto, pero está fuera del mundo, algo que ya no sucede en la tercera, donde creo que se sintetiza tu método de conocimiento del personaje, centrado en dar a conocer sus características a partir de los elementos y caracteres que rodean su persona.La primera parte tiene forma de rombo, algo que ya apuntabas, y la segunda parte es narcisista y obsesiva, como la misma drogadicción, donde los otros personajes no tienen cabida. En cambio, la tercera parte es la de la resolución y parte de la misma pasa por Patrick dentro de un contexto social, donde es clave escuchar bien lo que dicen todos los personajes para abordar la serie de temas claves de la novela: la crueldad, el mal uso del poder, la libertad, cómo construimos nuestra propia identidad, el papel que desempeña la clase social o la importancia de los padres en nuestra existencia. La idea es que todos los personajes de la fiesta toquen esos distintos temas, que no sólo forman parte de un contexto general. En este último libro Patrick entra en juego cuando a través de esa vida social puede resolver su pasado. Henry James decía que el diálogo son los personajes debatiendo sobre el argumento, y creo que idealmente esto es bastante cierto.
Patrick asciende a lo largo de las tres novelas, algo que contrasta con la decadencia ética y moral de la clase social a la que pertenece.Sí, pero es importante remarcar que el libro no pretende ser un comentario sociológico, no son novelas sobre la aristocracia, donde por otra parte hay gente muy generosa y agradable. Quería dar una pátina de unidad a mi trabajo y por eso lo centré en ese grupo social, pero también hay espacio para otras personas éticamente correctas, desde la americana Ann que es quien da una visión externa hasta George, que anuncia a Patrick la muerte de su padre y simboliza el rostro amable de la aristocracia, un hombre patriarcal y muy amable.
Patrick está acostumbrado, desde su origen aristocrático, a moverse por unos espacios muy concretos, sitios por donde debería saber desenvolverse a la perfección aunque luego no lo haga porque es un outsider.Salvo en los clubes neoyorquinos de Malas noticias, que son cualquier cosa menos aristocráticos. Patrick no sabe desenvolverse bien en casi ningún aspecto o faceta. Rechaza todo lo que está vinculado con su padre. Tras su muerte cree que ha llegado a un punto de inflexión, pero en realidad no es así porque debe liberarse de la mochila que carga por la presencia de su padre. En Malas noticias no sabe cómo hacerlo, sólo sabe cómo experimentar con la intoxicación y la desintegración. Finalmente en Alguna esperanza acude a la fiesta y se encuentra con determinadas personas que le hablan bien de su padre y empieza a ser consciente de que su progenitor era muchas otras cosas, no solo la figura que él odió. De este modo es capaz de entender que su padre fue el resultado de una serie de fuerzas negativas y así comprende el espacio de muchos elementos que interactúan y determinan la personalidad.
En Malas noticias se produce el momento de mayor tranquilidad de la relación entre padre e hijo justo cuando Patrick transporta las cenizas por la ciudad de Nueva York.Es el momento donde pasan más tiempo sin peleas ni discusiones. El silencio para Patrick es una guerra civil interior. En cualquier situación traumática de este estilo hay dos partes bien definidas. Patrick es la víctima del agresor y al mismo tiempo es el personaje que quiere identificarse con el mismo. Es un ciclo psicológico de manual consistente en identificarse con el agresor al creer que de este modo cesarán las agresiones. Sin embargo, tras la muerte del padre, Patrick vive una gran tensión sin saber qué herramientas debe usar para encontrar su libertad, para sacudirse la pesadilla de su cuerpo.
Hay dos puntos de conflicto muy importantes dentro de Patrick. Por una parte cuando estás tan drogado no puedes pensar fuera de ti. Por la otra creo que él intuye que se parece más a su padre de lo que piensa.Absolutamente. Si intentas liberarte de un montón de cosas que no soportas pero estas cosas son las mismas que usas para liberarte de ellas, como por ejemplo el desprecio, la agresión, la rabia y una actitud desdeñosa verás que es imposible escapar porque el todo se convierte en una contradicción intolerable. Al final la única válvula de escape es un botón que te lleva al espacio.
Está fuera del mundo durante mucho tiempo y el punto álgido del proceso es la novelaMalas noticias. ¿Hasta qué punto es autobiográfica? Creo que el modo en que se refleja el proceso de la adicción es impresionante.He tomado drogas más de un día, pero no es una novela estrictamente autobiográfica.
¿Hasta qué punto Patrick es Edward?Soy distinto de Patrick. Hay una diferencia considerable entre el autor y el narrador y luego otra entre el narrador y los personajes. El libro es una historia en la cual sólo hay algunos aspectos de mi vida. Patrick es una exageración de lo que sería un retrato de mis partes más oscuras. Sus frases, escritas y revisadas infinitas veces, lo hacen más ordenado y articulado de lo que yo nunca pueda ser. Sí es cierto que hay elementos verdaderos, como mis preocupaciones y el hecho que compartimos una infancia difícil y una relación tormentosa con las drogas, pero mi objetivo siempre ha sido escribir novelas, y a medida que avanzaba en la trilogía cada vez hay menos parte real o experimentada y más creada que se hilvana con las anteriores partes. Cuando más avanzas es más complicado resolver lo que escribes con las partes anteriores, por eso en la última sección inventé casi todo de manera muy natural.
¿Cuáles son las partes más basadas en la realidad?Sin duda alguna la relación de Patrick con sus padres, pero los demás personajes son, o bien una combinación de personas que he conocido o bien tienen rasgos inventados. Nicholas Pratt evoluciona y cambia desde la primera hasta la última novela de la serie. Tiene una voz muy personal, sin modelo propio, que cambia a lo largo del recorrido narrativo.
La clave es que siempre quise ser escritor, desde los doce años, cuando hice mi primer intento. Quería escribir una novela y usé el material que tenía a mano, no para escribir mi vida.
Toda novela inevitablemente tiene cosas autobiográficas, pero creo que la explicación resume muy bien la cuestión.No te pasas cinco años encerrado en una habitación para escribir sólo sobre uno mismo, no tendría sentido, la literatura tiene más alicientes.
En algún momento has hablado de la voz de Nicholas Pratt, y resulta interesante porque en la trilogía los cuerpos son muy importantes, sobre todo el de Patrick y su padre, pero podría imaginarme el texto sólo con voces, como en Las olas de Virginia Woolf.El capítulo 7 de Malas noticias es muy potente y lo escribí mucho más largo, me costó mucho cerrarlo, podría ser una obra de teatro, pero por cuestiones editoriales tuve que cortarlo, fue un ejercicio de contención, pero mi idea en ese delirio de voces se asemejaba a lo que apuntas, una narrativa desprovista de cuerpos donde las palabras apuntalaban toda la descripción y acción de los personajes, aunque en ese caso concreto todo está en el interior de Patrick.
Ya que hablas de Malas noticias me parece que esa novela, vista con la perspectiva que da el paso del tiempo, muestra el Nueva York de los ochenta desde su presente, algo donde coincide con obras del calado de La trilogía de Nueva York de Paul Auster,American Psycho de Bret Easton Ellis o Money de Martin Amis.No he leído nunca a Paul Auster, pero recuerdo muy bien la lectura de Money de Martin Amis, aunque no creo que tuviera una influencia directa en mis novelas. Ese Nueva York era muy fascinante y eléctrico, terminó por la tolerancia cero y fue una lástima porque era la ciudad, el lugar donde cualquier cosa podía pasar, y sí, en realidad los ochenta fueron una época impresionante que puedo valorarse tanto por la movida de clubbing hasta por el ambiente que se respiraba en sus calles. No deja de ser curioso que Patrick transcurra en Nueva York la parte intermedia de la trilogía, como si su drogadicción fuera un paréntesis entre el inicio y el final.

viernes, 30 de mayo de 2014

Entrevista para la revista Psychonauts

JORDI COROMINAS

Es bueno que todos se sientan diferentes para que integren con más fuerza el rebaño”
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Aprovechamos que Jordi Corominas vino a Valencia, a presentar su libro: Al aire libre, en la librería Bartleby, para dispararle una retahila de preguntas random, fresquitas, de balón Nivea, ahora que viene el verano. Cuando nos vió venir con pasito de bandolero aficionado , dijo: “Vienen hasta tatuados de los bajos fondos”. Y nosotros, inmediatamente, con aire siniestro y perfume barato, le abrazamos muy fuerte, y le dijimos que no se vaya por favor, no se vaya todavía, que hasta nuestra guitarra llora cuando dice adiós. Y es que algo se muere en el alma cuando un amigo se va. O como dice uno de nuestros redactores: “El barco se hace pequeño cuando se aleja en el mar.”
Admiramos profundamente a Jordi, y por ello, nos hemos querido marcar con él esta flamencada, este Shambhala de entrevista:
¿No crees que se ha generalizado mucho el “ser artista”? ¿No hay demasiada sobrexposición? ¿Etiquetarse así no es como empezar la casa por el tejado?
Si uno es o no artista se demuestra a partir del trabajo y el paso del tiempo. Quien se etiqueta así por las buenas cae, efectivamente, en la maldita espiral del postureo. Seguramente una de las consecuencias de la crisis será parar esta burbuja, que viene, como todas de antes, aun recuerdo cuando en la Barcelona de 2004 todo el mundo era fotógrafo o diseñador.
¿Por qué no hay ninguna estructura que potencie el talento y sí el modernismo estúpido de pega?
Porque seguramente no interesa al poder y por ende a la sociedad. Si te fijas es mejor que sólo reluzca la fachada, algo vacuo porque lo importante es el contenido. De hecho muchos creadores destacados se escudan en eso y en capillitas que generan grupos perfectos para hincar el diente a un trozo del pastel.
¿Ves alguna alternativa que escape al discurso imperante de las industrias creativas?
Soy un optimista profundo, así que te responderé que probablemente, de hecho considero mi trabajo desde esa vertiente alternativa. Existen esos huecos fuera del guión y saldrán a relucir con los años. Lo que se muestra no tiene que ser necesariamente lo que permanezca.
¿No abunda demasiado ese discurso cultural de determinada izquierda donde se representa a la CULTURA como salvación, como lugar donde solventar los conflictos políticos y sociales?
Volvemos a lo anterior. ¿Hay verdadero interés en la cultura? La flagrante ausencia de diálogo lo desmiente, la imposición de lo que es nuevo y la crisis de la crítica refuerzan el desdén. Esta trilogía, unida a un conformismo endémico, imposibilitan el crecimiento y la eterna idea de generar cultura que sea para todos, y de calidad.
¿Crees que nuestra generación debería matar al padre para empezar a crear nuestros propios referentes? ¿por qué?
Sin duda hay que matar al padre, pero aprendiendo lo bueno que ha dejado. Mucha problemática de la cultura de fast food que tenemos es que se presenta como innovadora cuando no conoce bien a la tradición, y sin ella no es posible cruzar el umbral.
¿Se privilegia demasiado lo efímero?
Se privilegia y se quiere desde lo cool, que desaparece en un visto y no visto. No es el todo lo sólido se desvanece en el aire de Marx, pero casi, al fin y al cabo estamos en una época de cambio donde medrar es la moda. Me recuerda a varias frases de pelis italianas, lo de los chacales del Gatopardo y la de las hienas de Romanzo Criminale. En épocas de caos, que preludian un futuro seguramente más ético y consistente, estos animales tienen las de ganar en el campo de la visibilidad de pacotilla.
¿Qué valor le damos al tiempo? ¿Preferimos correr a no pensar?
El tiempo ahora nos oprime y el engranaje quiere esta velocidad. Se trata de diseccionar y seleccionar, crear un tiempo propio, personal, para adquirir una lentitud que propicie productos longevos.
¿Es que ya nadie piensa en la ética?
Al plantear la pregunta demuestras que sí se piensa. El hombre de cultura debe plantear su retorno desde una óptica cultural y social. La primera para recuperar el arte como motor de cambio desde unas premisas que aborden las problemáticas actuales, denunciándolas para mejorar el presente. Desde lo social debe incidir en lo mismo mostrando que la desaparición de lo intelectual, forzada desde la caída del muro de Berlín, sólo ha sido un breve pasaje. Esta figura debe erigirse como baluarte contra los abusos del poder, así nació y así debe seguir en la contemporaneidad.
¿Qué hacer frente al individualismo salvaje imperante? ¿Crees que estamos perdiendo la capacidad de estar juntos?
Denunciarlo y pensar en el colectivo. Alguna vez ya he dicho que al principio estuve en el 15M, pero mi misión no es meterme en las protestas, puedo mostrar cómo es posible un cambio desde lo que sé hacer, que es escribir, y desde la escritura proponer.
¿Cómo es que somos una generación tan nostálgica sin haber llegado ni siquiera a los cuarenta años?
Porque el sistema lo propicia y el mecanismo de la moda desea que el consumo sea cambiante para que no pierda comba, y en ese sentido la nostalgia funciona de maravilla, es como este boom de las series. Algunas son brillantes, pero su comentario, su idolatría, nos retrotrae a una cierta infancia.
¿No crees que hay mucho cinismo en las redes sociales, mucho señalar al otro, al “malo”, marcándonos unos bueno dance be free izquierdista en los muros? Si somos tan listos y críticos, ¿por qué las cosas van como van? ¿No tenemos huevos a enfrentarnos a ellas?
Las redes sociales son otra parte del kindergarten para adultos y sí, provocan adicción y un fenómeno, que Pasolini captó como nadie, de homologación. La izquierda de los mismos, de salón y me gusta, es postureo y corrobora la crisis de la izquierda, que es el gran problema de nuestro tiempo, sin duda.
¿Crees que es una minoría los que realmente quieren cambiar la situación actual?
Sí, y denuncio esa pasividad en Al Aire Libre. Son muy pocos y los demás se conforman. Nuestros bisabuelos sentirían vergüenza ajena para con nosotros.
¿Reproducimos los modelos mediáticos de los que tanto nos quejamos?
Sí, es así, el sistema nos entra de lleno y modela nuestro comportamiento. ¿Cómo se evitaría? Con una educación diferente, que creara ciudadanía crítica, pero no hay algún interés en ello, es bueno que todos se sientan diferentes para que integren con más fuerza el rebaño.
¿Cómo te imaginas el futuro? ¿Qué valores crees que se pondrán de moda?
O bien todo se hunde más o surge una pequeña luz de esperanza. No sé que valores se pondrán de moda, pero lo lógica sería que retornara una cierta ética y un modelo más sostenible. Si prosigue la desigualdad y el postureo, veo muchas tinieblas.
¿Habrá Internet?
Seguro que sí, pero será diferente, hasta me imagino a seres humanos con un chip multiusos que nos permita una eterna conexión que nos haga aun más imbéciles.
¿Cómo crees que se ligará dentro de 100 años?
Decía Antonioni que los elementos básicos de una sociedad- comer, beber, follar, reír- siempre se han movido desde los mismos vectores, lo que cambió fue la velocidad, que ahora se ha incrementado. Yo sigo ligando igual que antes, los sentimientos se mantienen, es nuestro punto de apoyo humano.
¿Te imaginas cómo podrían ser los eslóganes de los partidos?
Igual de mentirosos y trasnochados que ahora, siempre ha sido así, es como en la literatura: si consideras al lector subnormal eres patético, hay que pensar que transmites desde una inteligencia, de otro modo eres un farsante.
Vemos que te interesa mucho el costumbrismo.
Sí, y aquí hay que aclarar que se ha denostado porque se la identifica con una literatura decimonónica, y cada tiempo ha sido costumbrista, sólo debemos adaptar cómo observamos la actualidad, haciéndolo con herramientas propias de nuestro presente. A veces se me ha tildado de surrealista y siempre digo que el surrealismo es exceso de realidad, tal cual.
Háblanos de la gente de Barcelona. ¿Cómo es el público de las conferencias y recitales poéticos ?
Paradójicamente soy muy barcelonés, y seguramente por eso crítico tanto a mi ciudad. Me gusta la burguesía capaz de ser crítica con su propia clase y transformar la sociedad a partir de la misma, y eso en algún momento se supo hacer en Barcelona. El público depende del evento, pero en los recitales piensa demasiado y debería disfrutar más. En las conferencias es serio, demasiado serio. Tengo una idea de conferencia brutal y ningún sitio quiere aceptarla, a veces ni responden, les debe dar miedo la disonancia, es lamentable.
¿Y de los bares, pubs y clubs? ¿Se sale mucho a la terraza? ¿se baila mucho? ¿es gente muy cerrada? ¿Prefieren hablar de Foucault antes de soltar alguna tontería?
En los bares hay de todo. Yo soy terracista y de bares de barrio, la cerveza es más barata y la gente es más normal, menos posturita. En los lugares que frecuento se sueltan más tonterías que otra cosa, pero es mejor, prefiero reír a charlas sesudas, es más amena la función, aunque claro, en muchos sitios no es así.
¿Y Valencia? ¿Qué te pareció salir por Valencia? ¿Algo que te llamó la atención?
Me pareció sensacional, me quedé en el barrio casi todo el rato porque me pareció muy vivo y la gente era una risa. Precisamente una de las cosas, tópicas y ciertas, que menos me gusta de ciertos catalanes es que son muy secos, y en Valencia la gente es más lanzada.
Hablemos de Loopoesía. ¿Cuándo se te ocurrió esa gamberrada?
Se me ocurrió en 2009 un jueves, de fiesta. Quería poner música a un poema y de ahí partió todo. Comprobé que necesitaba algo más, quería escenificar la poesía y de ahí todo, poco a poco, fue trenzándose: versos, música, imágenes, escenografía y recitación.
¿Es Loopoesía un reducto de élite?
Digamos que es un producto muy intelectual que, paradójicamente, quiere acercar la poesía a gente que siempre le ha tenido miedo. Y ese es un reto muy complicado, pero algo hemos logrado. Es un producto elitista porque en su ambición aspira a una totalidad, pero si su lema es amor es porque quiere darlo a la gente.
La mezcla de géneros le da una categoría indefinible. ¿Es una declaración de intenciones?
Todo es una declaración de intenciones. La música, las imágenes y lo demás estaban ahí para ser usadas, no las he inventado yo, sólo las he atrapado para fundirlas en un todo coherente.
Tenemos que decir que nos sorprendió tu recital. Nos gustó mucho. Por lo general, los recitales, o son muy aburridos, o son muy desagradables. A veces, incluso, demasiado viscerales.
Quizá te resultó agradable porque explico lo que voy a leer, a veces los poetas dicen el título y se ponen a soltar su rollo pensando que los demás entenderán, y no suele suceder. Hay que ser comunicativo y generar empatía con el espectador, a quien presentas un contenido que merece ser pensado y gozado.
¿Ha sido muy largo el proceso de escritura de tus libros?
Depende. Para las suites poéticas estoy nueve meses en proceso de gestación, estructura y luego me dejó llevar en pocos días porque todo está ahí. En las novelas maduro también mucho lo que saldrá, y lo mismo ocurre en los ensayos, que sí llevan algo más de tiempo, pero vaya, intento que todo se ajuste a mi idea de precisión.
Qué propondrías para hacer nuestra vida más loopoética
Aceptar que todo es un gran absurdo que merece ser pensado, quitándole solemnidad, aceptando que todo es material usable porque, en realidad, todo tiene pizcas de hermosura.
¿Qué autores reivindicas y por qué? (no importa disciplina)
T.S. Eliot en poesía porque aúna rigor, verso y crítica. Joan Salvat Papasseit por ser un verdadero vanguardista con fondo social y muy atento a lo cotidiano. The Beatles porque simplemente me vuelven loco y son inmortales. Jean Cocteau por creer que su versatilidad en realidad formaba parte de un todo, algo que pone muy nerviosos a los demás. Pablo Picasso y Enrique Vila-Matas por ser ellos mismos, creer en su camino y plasmarlo en sus obras. La lista podría ser infinita, olvido a demasiados italianos, deMastroianni a Fellini, de Svevo a de Chirico, debo mucho al hecho de haber vivido años en Roma.
Hoy, cuando la utilidad gobierna todas las esferas, donde no podemos perder el tiempo, y la autoconciencia carcome nuestras relaciones, ¿dónde queda la poesía? En un mundo donde preferimos ser economistas o diseñadores.
La poesía está en todo y es fundamental por muchas razones, desde su mimo al lenguaje hasta la capacidad de erosionar que tiene. Pero bueno, su problema es que la gran mayoría de poetas siguen anclados a la idea lírica del romanticismo, que ha hecho mucho daño. La idea canónica se entiende.
¿Y las humanidades? El daño de la especialización.
Las humanidades están desprestigiadas porque la universidad no se renueva y porque la sociedad no quiere un verdadero pensamiento crítico. Lo de la especialización es una falacia porque la época requiere poder ser versátil, veloz para entender y adaptarse al medio. 
¿No es acaso esta exigencia de racionalidad un irracionalismo desbocado, sin sentido?
La época es irracional y cree ser lo contrario, con todos cargados de razón. El exceso de profetas es otro ridículo más de lo contemporáneo.
¿Crees que la literatura actual está muy cerrada en sí misma?
Sí, se mira mucho al ombligo y refuerza demasiado la frontera, cuando en realidad por ese ombliguismo se vuelve cada vez más irrelevante, otra cosas es que sus protagonistas quieren aceptarlo o asumirlo.
Tras varios libros, trabajos… más años ¿qué te ha dado la experiencia de los años?
Que las prisas no son buenas compañeras, que todo es un proceso donde las piezas van encajándose.
¿Podrías contarnos algo de tus futuros proyectos? ¿Hacia dónde se dirige Jordi Corominas?
Ahora en otoño saldrá un ensayo que hice el año pasado sobre Enriqueta Martí, la mal llamada vampira del Raval de Barcelona. Es una obra que funde personaje y ciudad, algo que siempre me ha obsesionado. Me fascina el espacio. Estoy metido de lleno en la traducción de un poeta francés y también en las ideas del próximo poema para Loopoesía 2015, que irá sobre el tiempo. El proyecto es fuerte y creo que tenemos Loopoesía, como mínimo, hasta 2017, no quiero eternizarme con eso porque todo son ciclos. Mientras pasa todo esto doy vueltas a un futuro ensayo donde mezclaré a Edouard Manet y Ramón Casas, también desde la base de la ciudad y su época. Por último tengo varias ideas de novela, y lo más probable es que termine haciendo la que menos espera la gente, una muy disparatada sobre la búsqueda de un pequinés llamado Lucanor Trismegisto, pero no hay prisa alguna, como ves el tintero está muy lleno.